EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 6, 39-45
VIII Domingo Tiempo Ordinario – Ciclo C
En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola:
«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?
No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.
Pues no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.
El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca».
COMENTARIO
«CADA ÁRBOL SE CONOCE POR SU FRUTO»
(Lucas 6, 39-45)
Domingo 8º Tiempo ordinario – Ciclo C
Seguimos, un domingo más, meditando el «sermón del llano» del evangelio de Lucas. Son muchas las reflexiones que podemos hacer a partir del texto de este domingo. Voy a tomar como motivo de mi comentario los versículos 43 y 44 de este capítulo 6º de Lucas, versículos que nos hablan del fruto como criterio de discernimiento y autenticidad de una experiencia espiritual.
Una vez más, como a lo largo de todo el evangelio, Jesús acude a la naturaleza como explicación del «lenguaje» de Dios sobre la vida humana y de la dinámica del Reino. Esto mismo es ya una invitación que se nos hace en el evangelio: la contemplación del obrar de Dios en la naturaleza como fuente de sabiduría. El punto de partida es sencillo y evidente: un árbol bueno da frutos buenos, y si los frutos son malos cabe poner en cuestión que el árbol sea bueno. El criterio son los frutos y no otros criterios que, muchas veces y con superficialidad, podemos utilizar en nuestros juicios y valoraciones: el aspecto exterior, el tamaño… Ya en el Antiguo Testamento los profetas hablaban de la decepción del Señor cuando la viña que había encomendado a sus amigos en vez de dar uvas daba agrazones (Isaías 5,2).
¿Cuáles son los frutos que espera Jesús de sus discípulos si, de verdad, se identifican con Él y siguen sus enseñanzas? Aquellos mismos frutos que produjo la vida de Jesús. Me atrevo a señalar alguno de esos frutos que nos identifican como seguidores de Jesús en nuestro mundo: la misericordia, la compasión, la justicia. Nuestro árbol es capaz de dar esos frutos en la medida en que está enraizado, como Jesús, en la fidelidad al Padre y en la medida en que la savia que alimenta al árbol es la oración que nos abre a la gracia.
Vivimos hoy en una época en que hay una oferta muy variada de propuestas de espiritualidad. Más o menos valiosas. Ciertamente no todas son evangélicas. En el evangelio de este domingo encontramos un claro criterio de discernimiento sobre la calidad evangélica de esta o aquella espiritualidad. Y no sólo un criterio de valoración global, sino también un criterio de valoración y discernimiento sobre actividades concretas. ¿Nuestras experiencias espirituales, del tipo que sean, nos transforman el corazón en claves evangélicas de servicio, entrega, compasión, justicia? No es sólo ni principalmente si me siento bien o si me quedo a gusto…
Al final, es aquello que tan hermosamente escribió San Pablo en su primera carta a los Corintios: «Aunque reparta todos mis bienes y entregue mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor de nada me sirve» (1ª Cor 13,3). Amor concreto, amor comprometido, amor humilde, amor que no se queda en palabras sino que da fruto.
DARÍO MOLLÁ, SJ

8 respuestas a «Comentario al Evangelio: «Cada árbol se conoce por su fruto»»
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Maravilloso comentario, q me hace exclamar «Lampara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero».
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El único peligro que tenemos es creer que debemos tener como fin los frutos, hay ahí un riesgo de quedarse en el ego y ver mis frutos como cumplimiento. Lo mejor y que llena de paz el alma es abandonarlo todo en sus manos. El crea frutos en nosotros sin darnos cuenta, brotan en nosotros cualidades SUYAS: compasión, ternura, Amor…y surge la paz todo está en sus manos» y salen de las nuestras sin apenas darnos cuenta.
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Me ayuda y me gusta mucho el comentario.
Muchas gracias!!! -
Creo que Jesús nos enseña, que tenemos que escuchar su palabra. Y antes de juzga tendremos que hacer autocritica de nosotros mismos para poder juzgar. También es bueno hacer un buen discernimiento. Pues no tenemos que olvidar que todos hemos sido creafos por Dios por amor.
Gracias por su expodición, siempre me ayuda en la oración. -
Tantas cosas por hacer, y todavía perdemos el tiempo, mirando la mota en el ojo ajeno…
Solo con tu misericordia podremos llegar a ser, árboles buenos, y dar abundantes frutos. GRACIAS.-
Verdaderamente, los frutos hablan por si. La oración es lmportante, para que Jesús me insinúe. Gracias.
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Hermoso evangelio, entiendo que nos pide que sigamos el apostolado de Jesús y no prejuguemos(algo muy común en nosotros)
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Muchas gracias por el comentario
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