La revista Paraula, de la Archidiócesis de Valencia, ha entrevistado a Carlos Fernández Valls, coordinador del grupo de reflexión joven ‘dia_Log••antes’ y de la iniciativa ‘Birras y Teología’ que se desarrollan en el Centro Arrupe Jesuitas Valencia.
Reproducimos a continuación las palabras completas del profesor de las Escuelas San José y de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia.
De un tiempo a esta parte, el Centro Arrupe Jesuitas Valencia ofrece a los jóvenes una propuesta de profundización en la fe, a través de la formación teológica, la reflexión y el diálogo grupal. Se trata de reuniones en un ambiente más relajado donde, a partir de cuestiones candentes sobre la fe, se organiza una tertulia abierta a quienes quieran participar. Porque nuestros jóvenes tienen “hambre” de conocimiento y “sed” de Dios.
P: La primera pregunta es directa, ¿por qué necesitan los jóvenes la Teología?
R: Yo diría que en un mundo en el que la cultura ya no es cristiana hemos perdido muchos apoyos para vivir la fe. Por eso, necesitamos que los jóvenes y no tan jóvenes puedan también dar razón de su esperanza y poder dialogar con el mundo sin caer en el fundamentalismo ni el pasotismo.
En un tiempo en que la cultura científica parece haber conquistado el lugar más importante en la oferta escolar y formativa, ¿es una tarea urgente acercar a los jóvenes a la cultura humanista?
La cultura científica ha aportado y aportará numerosos avances a la vida cotidiana y la investigación de la realidad física avanza a pasos agigantados. No creo que actualmente pueda existir un pensamiento sólidamente formado que sea anticientífico. Pero reducir la realidad al mero dato científico es un reduccionismo igual de peligroso. No sólo para comprender al ser humano, como dice el pensamiento humanista, sino para entender la colaboración entre las personas y entre los distintos saberes. Ahí la teología y la filosofía juegan papeles fundamentales.
El grupo de reflexión joven dia_Log··antes del Centro Arrupe Valencia organiza un taller para acercar la Teología a los jóvenes, realmente ¿cuánto saben nuestros jóvenes de Teología?
Lo que solemos encontrarnos es con personas que tienen inquietudes, que han ido leyendo algún libro que ha caído en sus manos o alguien les ha recomendado. Con lo cual, no es tanto que no sepan de teología, sino que lo que falta muchas veces es un cierto orden a la hora de organizar ese conocimiento, y especialmente rellenar lagunas que hayan ido quedando. Por ejemplo, puede que tengamos una persona muy interesada en trabajar los temas del aborto, la eutanasia y la propuesta de la Iglesia para vivir una relación de amor, pero que sin embargo no ha profundizado ni se pregunta por la Trinidad o cómo interpretar la Biblia. O al revés, podemos tener gente muy interesada en temas de espiritualidad, pero que no se ha parado a pensar qué es la Iglesia y cuál es su papel dentro de ella.
En el momento social en el que vivimos, ¿cómo es posible explicarles conceptos como ”moral” o “discernimiento” a los que se aluden en este taller?
Ya decía Santo Tomás que al final todo acto humano es un acto moral. Y no es complicado empezar a explicar la moral como “tanto ofende a Dios cuanto daña al ser humano”. A partir de allí, la reflexión sobre la moral no parte tanto de explicar que hay cosas que dañan, sino reflexionar sobre conceptos que están más alejados del foco del momento actual. Conceptos como virtud pero también misericordia. Romper con cierta idea de perfección que no asume el error pero también escuchar la propuesta del Señor. En este último punto es donde entra en juego el discernimiento, que rebasa el campo de lo moral y nos adentra también en las llamadas personales. Algo que los jóvenes y no tan jóvenes necesitamos en este caminar que es la vida.
En la Constitución apostólica Veritatis gaudium, el papa Francisco reorienta la reflexión sobre nuestra fe para ubicarla en el contexto de una Iglesia misionera, en salida. El Sínodo de los obispos del año 2018 se centró en los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional ¿existe un deseo de diálogo con la cultura juvenil en sintonía con esta propuesta?
Por supuesto, esta propuesta no busca sustituir la formación especializada que se da en la Facultad de Teología o en los institutos de ciencias religiosas sino que busca poner parte de esos conocimientos accesibles a un público más amplio. El objetivo final es dar herramientas para que los jóvenes puedan cumplir su labor de “ser ante el mundo testigos de la resurrección del Señor Jesús y señal del Dios vivo” LG 38.
¿Es posible acercarse a los jóvenes a través de la Teología hilvanando fe y vida desde sus realidades sociales, culturales, vitales… para poder crear sinergias?
No sé si es tanto acercarse a los jóvenes como quien está en su palacio y se acerca a ellos sino caminar junto a ellos enseñando las herramientas que tenemos y aprendiendo de las suyas. Además en este caminar juntos, las nuevas formas de expresar la fe de los jóvenes se enriquecen de la larga tradición de la Iglesia y ellas a su vez enriquecen y actualizan esa tradición.
Dado que es profesor…¿se atrevería a realizar una radiografía de cómo son los jóvenes de hoy en día?
Es difícil en unas pocas líneas y además mi opinión está sesgada por mis propias vivencias. Yo percibo la necesidad de tener todo el tiempo ocupado y el agobio de no poder parar. Veo ilusión por empezar proyectos, pero la vez parálisis por miedo a salir del grupo que les da sentido. Y finalmente veo mucha sed de Dios en esa búsqueda de trascendencia que se manifiesta en mil y una actividades diferentes. Pero también desconfianza hacia la Iglesia y lo que pueda aportar.
Para terminar lo importante no es que los jóvenes sean como queremos (porque llevamos quejándonos de cómo son los jóvenes desde el Antiguo Egipto) sino trabajar con ellos como son realmente con sus bondades y sus defectos, que no son mayores ni menores que los nuestros.
Muchas gracias al gran trabajo de la periodista Belén Nava y del fotógrafo Víctor Gutiérrez.