El pasado viernes 27 de septiembre, el Centro Arrupe Valencia celebró su retiro mensual de inicio de curso, invitando a la comunidad a meditar sobre la búsqueda de la Paz desde una perspectiva de fe. Bajo el lema bíblico “Si conocieras lo que conduce a la Paz” (Lc 19,42), la jornada se fundamentó en la Contemplación de la Encarnación, propuesta por San Ignacio de Loyola.
El retiro centró la reflexión en la verdad que emana del compromiso de Dios con el mundo como Creador y Señor de la Historia.
Contemplar el Mundo y la Decisión de Dios: La meditación ignaciana se desplegó en tres momentos cruciales:
Contemplar el mundo: Se puso la mirada en la diversidad de la realidad (unos en paz y otros en guerra, unos llorando y otros riendo), reconociendo el dolor, la violencia y el enfrentamiento que nos rodean.
Contemplar a Dios (Trinidad): Las “tres personas divinas” miran este mundo herido y toman una decisión trascendental: “Hagamos redención del género humano”.
Contemplar a María: Se meditó en la humildad de la casa de Nazaret, donde el Verbo se hace carne, y cómo la pequeñez de María desata la inmensa bondad salvadora de Dios.
La jornada comenzó invocando la paz con la conocida oración atribuida a San Francisco, pidiendo ser instrumentos de amor, perdón, unión y esperanza donde hay odio o desesperación.
Ejes de la Meditación Personal
Los participantes se adentraron en dos puntos clave para la reflexión:
Solo se puede dar lo que se tiene: La pregunta central fue: “¿Tengo paz?”. Una paz interior verdadera, cierta y ordenada que permite mirar la realidad con ojos nuevos. Se invitó a examinarse sobre si somos instrumento de la Paz de Dios, analizando si las descalificaciones, la confusión o la violencia externa generan una violencia interior, y cómo esta influye en el trato hacia los demás. La meditación se apoyó en los Evangelios (Lc 18, 9-14 o Jn 8, 1-11), reafirmando que la Palabra de Dios es transformadora y el único camino para escuchar el latido del corazón de Jesús.
Compromiso con la Paz del Mundo: La segunda parte se centró en el compromiso. A través de las palabras del Papa Francisco en Fratelli Tutti (241), se reflexionó sobre el amor al opresor, que no significa consentir su acción, sino buscar todas las maneras posibles de quitarle ese poder que desfigura al ser humano. El desafío es entender que solo el modo de Jesús es el modo de reconciliar y llevar la paz, incluso donde parece un sueño irrealizable.
La reflexión culminó rezando el Magníficat y una profunda plegaria eucarística, pidiendo ser llenados de bondad, ternura y misericordia para ser un recinto de verdad, justicia y paz.
Recuerda: Los retiros mensuales continúan ofreciendo un espacio de silencio y reflexión guiada. Inscríbete pinchando aquí

