Lectura del santo evangelio según san MARCOS 1, 29-39
V Domingo del tiempo ordinario – Ciclo B
COMENTARIO
“ESTUVO ORANDO”
En el evangelio de este domingo el evangelista Marcos nos presenta un día de intensa actividad de Jesús: predicando, curando, expulsando demonios… Pero también constata un detalle que tomo como punto de partida de mi comentario de hoy: “Se levantó muy de madrugada y salió; se marchó a un descampado y estuvo orando allí” (v. 35). La constatación de un hecho: la oración de Jesús, y dos circunstancias concretas y significativas: “muy de madrugada” y “un descampado”. Antes de comenzar su actividad, haciendo un esfuerzo para no restar tiempo de atención y cuidado de la gente, y en la intimidad.
En este momento concreto el evangelista no nos da a conocer el contenido de la oración de Jesús. Tampoco es difícil intuir algo del mismo. Por una parte, la acción de gracias por todo el bien que Jesús puede hacer a la gente en nombre del Padre. Por otra, la petición de ayuda ante tanta necesidad como se le presentaba y que le conmovía el corazón. Cosas muy sencillas y muy humanas. Cuando Jesús dijo aquello de “cuando recéis no seáis palabreros como los paganos, que se imaginan que por hablar mucho les harán más caso” (Mateo 6, 7) estaba hablando de su propia experiencia.
Si Jesús necesitaba hacer oración en medio de tanta actividad, cabe pensar que también nosotros lo necesitamos, y más. La oración no es un algo añadido o prescindible en nuestro seguimiento de Jesús, sino que es algo necesario. Sin oración nuestra actividad se vacía de contenido evangélico y nuestro seguimiento pierde horizonte. Quizá lenta a imperceptiblemente, pero inexorablemente.
“No tengo tiempo”. Excusa que Jesús podía haber aducido con facilidad: “la población entera se agolpaba a la puerta… todo el mundo te busca…” Tenemos tiempo para aquello que valoramos. El problema no es de tiempo, sino de valoración. Llegamos a pensar que si no hago oración tampoco pasa nada; y sí que pasa. O nos contentamos con esa falacia de que todo es oración. Todo puede ser lugar de encuentro con Dios, pero si no he descubierto su presencia y su rostro en la oración difícilmente lo encontraré en las personas o en los acontecimientos de la vida.
“¿Y qué hago? ¿Cómo lo hago? ¿Cuál es la mejor manera de hacer oración?”… o, perdonadme una pequeña ironía, “¿cuál es la fórmula mágica?” Preguntas que tienen respuestas muy sencillas, tan sencillas como la misma oración de Jesús, o como tantas oraciones como aparecen en las páginas de los evangelios. Acción de gracias, petición, abrir mi corazón ante el Padre Dios, escuchar y saborear su palabra… Lo que más me ayude a mí en cada momento de mi vida, lo que más de dentro del corazón me salga en cada circunstancia. ¿Sabéis cuál es la oración a la que Jesús dio una respuesta más generosa? La del buen ladrón: sencillamente “Acuérdate de mí”.
9 respuestas a «Comentario al evangelio: «Estuvo orando»»
«Acuerdate de mi». Profunda humildad ante Dios.
Oración desierto, silencio…y Jesús se hace presente. Muchas gracias.
No se cansen de orar, había una pobre viuda…..que.pedia insistentemente al juez ,….
Ana Maria. Pascual
Para ayudarme y hacer bien a los demás tengo que encontrarme con Jesús en la oración.
Orar nos acerca a El y su compañía nos proporciona el vivir con el, aceptando nuestras pequeñas y grandes cuestiones de vida. Nos fortalece en el seguir.
Bendiciones Padre Sebas.
Si no tengo un encuentro diario con el Pdre y su Palabra. No podre dar testimonio de Cristo. Sera testimonio de mi misma.
Difícilmente se puede decir más claro y de manera más convincente y humilde la necesidad de la oración. Doy gracias porque me hace caer en la cuenta de que seguir a Jesús pasa por identificarme con Él en el modo de orar
Muchas gracias.