EVANGELIO SEGÚN SAN Lucas 21, 25-28, 34-36

Domingo I de Adviento – Ciclo C

COMENTARIO

“SE ACERCA VUESTRA LIBERACIÓN”

(Lucas 21, 25-28, 34-36)

Domingo 1º de Adviento – Ciclo C

Comenzamos este domingo el tiempo de Adviento como preparación inmediata a la próxima Navidad. También, con el comienzo del Adviento, comenzamos el ciclo litúrgico C en el que el Evangelio de base va a ser el Evangelio de San Lucas. Es evidente que aquí, en nuestra tierra de Valencia, esta Navidad no va a ser como otras, por mucho que se hable de “normalidad”. El dolor de las víctimas está aún muy vivo y esperamos y deseamos que las muestras de solidaridad con ellas sigan activas en este tiempo. Y que, poco a poco, pero con fuerza, se vaya abriendo una puerta a la esperanza para quienes más están sufriendo.

He querido destacar como encabezamiento de mi comentario de este domingo esa impresionante frase del Evangelio: “Se acerca vuestra liberación”. Esa liberación se asocia a la llegada de Jesús: “Verán al Hijo del Hombre venir”. Jesús fue el hombre libre que vino a liberar. Cantidad de páginas del Evangelio nos presentan a ese Jesús liberador de enfermedades, de opresiones de todo tipo, de esos demonios interiores que tantas veces esclavizan más que las esclavitudes exteriores.

Una primera reflexión que cabe hacernos este domingo tiene que ver con la valoración que hacemos de nuestra fe. Nuestra fe es un regalo, un don, una posibilidad maravillosa que nos da nuestro Padre Dios. ¿Y por qué digo eso? Porque muchas veces y mucha gente hemos vivido y vive la fe como una pesada carga, una suma de obligaciones, una amenaza de castigos y hemos llegado a pensar “estaríamos y viviríamos más tranquilos sin la fe”. Jesús no ha venido a imponer cargas, a hacer la vida más difícil, sino a liberar y a ayudarnos. La fe es camino a la libertad.

¿Liberar de qué? ¿de qué nos libera Jesús cuando nos encontramos de verdad con Él y cuando dejamos que su mensaje entre en nuestro corazón y en nuestra vida? Antes que nada, y quizá lo más radical, nos libera de nosotros mismos. Nos libera de nuestros egoísmos, de nuestra auto referencialidad, de ese vivir pendientes y angustiados por el qué dirán de nosotros… Jesús nos saca del encerramiento en nosotros mismos, de los ensimismamientos, y nos abre a los demás, al servicio, a la entrega. Y con eso nos abre el camino a la auténtica alegría y felicidad.

Jesús nos libera también de la esclavitud que nos quieren imponer desde fuera en una sociedad como la nuestra en la que, quizá sorprendentemente a estas alturas de la historia, nos dicen lo que tenemos que pensar, lo que tenemos que consumir, lo que tenemos que vestir, lo que tenemos que comer, lo que tenemos que creer, lo que podemos decir y lo que no, lo que es correcto y lo que no…. No es fácil la libertad frente a todo eso, no es fácil ser libres… La identificación con Jesús, el hombre libre, nos marca el camino.

Darío Mollá, SJ