Salir a la plaza pública. Plantar cara a la ley muerta con fe viva. Hablar para todos. Acariciar a los intocables con ternura eterna. Dejar ir el miedo. Encender un fuego de esperanza y arrojo.
Azuzar, hasta poner en marcha a otros apóstoles y con ellos atravesar años, siglos, milenios, construyendo el Reino, pintando lo humano con trazos de justicia.
Defender el Amor de embates y agresiones. Abrir la puerta de la historia a lo inesperado, lo impensable, lo inmortal. Ante lo insulso, proponer la Palabra que hasta en el silencio retumba. Dejarse guiar por su Espíritu.
@jmolaizola