El pasado 29 de marzo, el Centro Arrupe celebró su tradicional retiro de Cuaresma, un espacio de oración y reflexión personal, tan necesario en este tiempo que nos invita a la renovación y a la conversión espiritual desde la fe. Unas 30 personas se reunieron en la Abadía de San José, un entorno que propició el silencio y la contemplación a lo largo de toda la jornada.

Carmen Rodrigo, una de las asistentes al encuentro, nos comparte su experiencia personal durante estas horas de retiro:

“El Retiro de Cuaresma para mí ha sido una parada en este camino. Ante el ajetreo y las obligaciones cotidianas, agradezco la oportunidad para plantearme interrogantes y profundizar internamente el sentido espiritual de mi vida.

¿Estoy paralizada? ¿Ayudo a crear dignidad en mi entorno, sin ignorar ni excluir? ¿En escucha y actitud de acogida? ¿Es la esperanza el ancla de mi vida?

Abel nos fue conduciendo de manera suave, matizada, a hacer memoria agradecida de las personas que nos han transmitido la fe. A poder contemplar que Dios lleva mis pasos. ¿Cómo me percibo ante él? Esto, personalmente, lo viví con gran agradecimiento.

¿Podemos percibir su llamada compasiva? ¿Qué significa hoy para mí? La llamada es personal, ¿estoy sensibilizada a la ‘amistad social’? (Fratelli Tutti): Todo ser humano es precioso y digno de amor, y Jesús nos llama a tomar parte por la debilidad, la pobreza, la necesidad.

¿La invitación a ser parte de la Iglesia es una buena noticia que quiero proclamar? ¿Me esfuerzo por una vida fecunda, esperanzada? ¿Contemplo la vida de Jesús como abono de vida compasiva?

Plantearme estas reflexiones en pausa me han permitido llevar la oración a mi corazón. La jornada la viví de forma reflexiva, pausada, sentida, orante. Con mucha hondura.

Al mismo tiempo, las actividades grupales crearon un ambiente de escucha, diálogo, transversalidad, diversidad y el sentido comunitario del mismo anhelo compartido.

Resultó una experiencia de calma, paz, oración, complicidad, amistad, sencillez, armonía y mucho agradecimiento.”

El testimonio de Carmen nos recuerda la importancia de estos espacios, especialmente en Cuaresma, como un tiempo para detenernos, reflexionar y renovar nuestra relación con Dios y con los demás. Desde el Centro Arrupe, agradecemos a todas las personas que participaron en esta jornada e invitamos a seguir cultivando los frutos de este encuentro en la vida diaria.