Llegan a Jerusalén. Jesús quiere celebrar la Pascua con su gente con la certeza de que “el momento está cerca”. Así nos lo presenta el evangelio de hoy (Mt 26,14-25). Pero no es la única certeza, también sabe que uno de los discípulos le va a traicionar.
Y, a pesar de ser uno de esos días en que uno “no está para fiestas”, va adelante en su deseo de celebrar la Pascua con sus discípulos. ¿Celebrar sabiendo lo que se le viene encima y compartiendo mesa con quien le va a traicionar?
El Miércoles santo es el día en que seguimos encontrando motivos para la celebración y la fiesta porque hay algo que debe ser recordado y traído de vuelta al presente. Celebrar es resistirse a dejar que todo lo bueno caiga en el olvido y que las traiciones se apoderen de lo que no le pertenece.