El pasado lunes 02 de junio, el Centro Arrupe Valencia tuvo el privilegio de acoger el inspirador encuentro “Lenguajes de Esperanza”. La jornada contó con la visita especial de Lydia Herrero Casanova, miembro del Instituto Secular Obreras de la Cruz y especializada en los “nuevos lenguajes” para la transmisión de la fe, imparte cursos, talleres y retiros para evangelizadores, guiándolos en la búsqueda de maneras innovadoras de comunicar la Buena Noticia.
Del desasosiego a la esperanza resucitada
El encuentro se desarrolló en un ambiente participativo y de diálogo, con las más de 50 personas dispuestas en círculo, un símbolo potente de una Iglesia sinodal donde cada voz tiene la misma importancia.
La jornada inició con una interrogante que invitó a la introspección: ¿qué genera desesperanza en el mundo actual y, de manera particular y personal, qué nos llena de sentimientos negativos en nuestro presente? Esta dinámica inicial permitió poner sobre la mesa los mensajes constantes de miedo y desasosiego que recibimos a diario a través de medios convencionales y redes sociales, para luego personalizar esa sensación de desesperanza, anclándola en el “aquí y ahora” de cada participante.
Tras esta primera reflexión, Lydia Herrero nos guio a través de la lectura del capítulo 20 del Evangelio de Juan, que narra el conmovedor encuentro de María Magdalena con Jesús resucitado, invitándonos a contemplar la escena como si fuéramos protagonistas, prestando atención a cuatro momentos fundamentales y sus respectivas preguntas clave para la oración personal:
- María llora junto al sepulcro: ¿Cuál es el motivo profundo de tus lágrimas hoy?
- “¿Qué buscas en la vida y a qué Jesús buscas?”: Una invitación a discernir nuestros anhelos más profundos.
- María reconoce a Jesús cuando pronuncia su nombre: ¿Soy capaz de escuchar proclamar mi nombre de los labios de Jesús?
- María intenta retener a Jesús, pero no puede: ¿Cómo vivo esta llamada a pasar de retener a comunicar y anunciar la Buena Noticia en mi vida cotidiana?
Para facilitar esta introspección, Lydia propuso que cada persona eligiera uno de estos cuatro cuestionamientos y compartiera su reflexión en diálogo con otra persona de la sala.
Portadoras de esperanza: vivencia y coherencia
La sesión culminó con una poderosa invitación a ejercitar nuestra mirada para reconocer los signos de esperanza en el mundo, recordando una verdad fundamental: “ni la muerte ni la desesperanza tienen la última palabra”. Este es el centro de nuestra vida en el encuentro con Jesús resucitado.
Lydia Herrero enfatizó que “estamos llamadas a comunicar el Señor, su amor y su esperanza”, y nos instó a “ser portadoras de esperanza”. Sin embargo, recordó que esta vocación no es una mera ideología, sino que debe ser, ante todo, una vivencia y un testimonio vivo. “Tiene que coincidir lo que pensamos, lo que hacemos, lo que decimos”, subrayó, haciendo un llamado crucial a buscar siempre la coherencia entre nuestra fe y nuestra vida.
Finalmente, Lydia nos recordó que el texto bíblico de Juan, aunque comienza en una situación de dolor y duelo, nos revela que, en medio de esa desesperanza, “hay un encuentro de vida que nos da la posibilidad de una vida nueva y mejor”. Jesús nos invita a salir, a ser testigos de esa esperanza, a comunicar su mensaje y ser verdaderas portadoras de su alegría transformadora.
Texto y Fotos: Betzhabet Melo Medina





