La inmensa mayoría de personas que, en nuestra sociedad y circunstancias, intentan vivir su vida con sentido de humanidad profunda, experimentan la dificultad que supone para ello el estar sometidas a la intensa presión que deriva de la cantidad de actividades que se ven obligadas a hacer, de las múltiples y simultáneas responsabilidades que han de asumir, del ritmo de vida, de la diversidad de frentes en los que han de pelear… Si, además de ello, la persona desea cuidar las dimensiones más interiores de su vida, la dificultad aumenta.
¿Cómo crecer en el amor a Dios y el amor a la persona humana, en la experiencia espiritual y la acción cotidiana; en la búsqueda de Dios y el compromiso con el mundo? La espiritualidad ignaciana es una pedagogía inspirada en los Ejercicios Espirituales que permiten su adaptación a distintas modalidades, situaciones y personas.
Iniciación experiencia de Dios
Se trata de una iniciativa orientada a personas con inquietud espiritual, en situación de búsqueda de sentido y quizá con escasa práctica de la fe y débil pertenencia eclesial. En estos casos, la propuesta quiere despertar a la relación con Dios en la vida personal.
También está pensada para personas que desde hace tiempo viven la fe cristiana asumiendo compromisos en la vida eclesial y pública. Son personas que desean enraizar su compromiso en una experiencia personal de Dios. Para ellas, la propuesta tiene mucho de fortalecimiento e integración de todas las dimensiones de su vida cristiana.
Por último, se dirige a personas con una larga trayectoria espiritual que desean dar un nuevo impulso a su vida espiritual ya que ahora se encuentran en una etapa de debilidad o abandono. En este caso, la propuesta es más una reiniciación de la experiencia de Dios.
Ejercicios Espirituales en la Vida Diaria
Se trata de una modalidad de Ejercicios ignacianos que se realiza en la vida ordinaria, sin necesidad de aislarse de las condiciones habituales de vida y de trabajo.
Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola son una pedagogía para releer la propia vida a la luz de Dios y descubrir hacia dónde enfocar el futuro, en aquellos momentos en que la persona siente esa necesidad de detenerse. Los Ejercicios completos se practican durante un mes entero, retirándose en una casa de espiritualidad y en silencio, de la mano de una persona experta, pero no siempre es posible hacer este paréntesis. Por eso ofrecemos esta modalidad a lo largo de un curso (de octubre a junio) para vivir esta experiencia en la vida diaria por medio de un acompañamiento personal.
Inscripción
Estas propuestas se coordinan desde el Centro Arrupe. Para participar en ellas se requiere una entrevista previa con un jesuita que se puede concertar escribiendo a [email protected] o llamando al 963 92 50 01