Este domingo, 10 de diciembre, ponemos nuestra atención en el agradecimiento como gesto de acogida. Aprender a recibir y acoger es la propuesta que hay detrás de este gesto: estar abiertos, receptivos a quienes llegan a nuestras vidas y a lo que llega a ellas.

Esta reflexión de Darío Mollá SJ nos ayuda a situar el agradecimiento como posibilidad para vivir la vida como gozosa entrega, como servicio generoso y gratuidad.

«San Ignacio de Loyola nos lo recuerda en sus Ejercicios, cuando nos propone el modo de hacer el examen cotidiano (nº 43): “El primer punto es dar gracias a Dios nuestro Señor por los beneficios recibidos”. El primer punto, el punto de partida de todo examen, de toda mirada en profundidad sobre nuestra vida, de todo cambio, es hacernos conscientes de los beneficios que recibimos, cuidar una actitud de fondo de consciencia y agradecimiento ante tanto cómo recibimos y nos es dado cada día de nuestra vida. ¿Y por qué esa importancia decisiva del agradecimiento? Porque de él se nutre la posibilidad de vivir la vida con gozo, con entrega, como servicio y con generosidad y gratuidad en ese servicio.»