En medio del caos que trajo consigo una DANA, especialmente por tantas vidas perdidas a lo que se le sumaron calles inundadas, hogares afectados, infraestructuras dañadas, hemos sido testigos de los gestos de humanidad que iluminaron esos días especialmente grises. Voluntarios rescatando a vecinos, comunidades organizando recogida de alimentos, bomberos trabajando sin descanso, y familias que se apoyaron unas a otras.
Como obra que acompaña a personas vulnerables, sin duda, este ha sido el evento más significativo de este curso que nos ha obligado a replantear la planificación del año asumiendo decisiones inesperadas pero, a la vez, llenas de signos de esperanza.
El 29 de octubre, cuando vimos que el barro y la desolación lo cubría todo, se nos presentó la posibilidad de comenzar un proyecto de acogida residencial y de acompañamiento con las hermanas de Jesús María, que nos abrieron las puertas de su casa para recibir a personas que lo habían perdido todo en la catástrofe.
Comenzamos junto con ellas un camino en el que continuamos aún. Hemos detectado mucho dolor en medio de esta tragedia, especialmente en las personas migrantes, pues arrastran consigo una situación de vida que ya venía siendo sumamente precaria.
La Dana no solo trajo consigo agua, viento y oscuridad sino el recuerdo de la propia vulnerabilidad humana. Pero, siempre se enciende una luz esperanzadora que nos permite seguir soñando. Es una esperanza valiente, que sabe esperar incluso en medio de la oscuridad, confiando en que Dios escribe derecho en renglones torcidos.
Así, gracias al apoyo de la Compañía de Jesús y de las obras de los Jesuitas en Valencia, pudimos empezar a soñar como equipo junto con las hermanas, lo que es hoy “Fent Familia”, un proyecto que ha surgido para dar respuesta a una emergencia pero que va más allá de ella, proporcionando un hogar para quienes lo necesitan.
Fuente: BOLETÍN CIERRE DE CURSO 2025 – CENTRO ARRUPE

