El pasado 17 de mayo, el Centro Arrupe Valencia volvió a abrir sus puertas a un nuevo retiro mensual, un espacio de silencio y oración que, en esta ocasión, nos propuso una profunda reflexión bajo el título “Ser su Iglesia, sentirnos su Iglesia”. Una jornada dedicada a profundizar en el significado de nuestra fe y nuestro papel dentro de la comunidad de creyentes.
El encuentro comenzó con una invitación a meditar sobre una de las frases centrales de nuestra fe: “Creo en la Iglesia”, que proclamamos cada vez que rezamos el Credo. La reflexión se centró en desentrañar qué queremos decir y qué implicaciones tiene esta afirmación, recordándonos que “todos somos uno en Cristo”.
El desafío de ser sal y luz
A lo largo de la jornada se propusieron distintas meditaciones. Entre ellas la titulada: “La Iglesia, sacramento y sacramentos”. Inspirada en el texto bíblico de Mateo 5,13-16, que dice: ‘Vosotros sois la sal de la tierra, pero si la sal se desvirtúa cómo se la salará’, los participantes fueron interpelados a confrontar esta pregunta ante el Señor: ¿Siento hoy tu llamada a ser sal? Ya sea una llamada nueva que surge en el corazón, o una llamada ya conocida que pide ser renovada con un nuevo vigor.
Este pasaje invitó a un discernimiento profundo: ¿qué medios personales y comunitarios nos pueden acercar a Dios, para que nuestra vida realmente se convierta en esa sal que da sabor al mundo y en esa luz que alumbra el camino de los demás?
Escuchar al Espíritu para construir Iglesia
El retiro subrayó la vital importancia de escuchar al Espíritu Santo, esa presencia constante que acompaña y renueva todo. Se animó a los participantes a confiar en que Dios siempre habla a su Iglesia, guiándola y transformándola.
Finalmente, se nos presentaron algunas actitudes clave que ayudan a edificar y fortalecer la Iglesia:
- Confianza y diálogo con las mediaciones jerárquicas: Fomentar una relación de escucha y colaboración.
- Adaptación a los más débiles: Priorizar y acoger a quienes más lo necesitan.
- Alabar la diversidad: Reconocer y celebrar la riqueza que aporta la multiplicidad de carismas y sensibilidades dentro de la Iglesia.
Agradecemos a todas las personas participantes por su presencia y su búsqueda sincera.

