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Domingo veinticinco del tempo ordinario (Mt 20,1-16)

Seguimos camino de Jerusalén y Jesús está preocupado porque sus discípulos, la comunidad, se están enredando en preguntas, peticiones y comportamientos impertinentes, (“¿quién es el más grande en el reino de Dios?”, “los discípulos reprenden a los pequeños porque se acercan a Jesús”, “dales los primeros puestos del reino a mis hijos, pide la madre de Santiago y Juan”…) Jesús anunciando lo que le puede venir encima por ser su vida servicio hasta el final y su comunidad no quiere ni entender ni oír.

Ante este enredo de la comunidad de querer saber los criterios de relevancia y de importancia en el reino de Dios que está aconteciendo en el decir y hacer de Jesús, este les narra una parábola que no tiene desperdicio por inquietante, irritante y provocadora: la de los viñadores. Cuando leamos el evangelio de este domingo caigamos en la cuenta de que el último versículo del capitulo 19, “Y todos, aunque sean primeros, serán últimos y, aunque sean últimos serán primeros”, tendría que ser el primer versículo del capitulo 20 en el que se nos narra la parábola que termina del mismo modo en el versículo 16, “así es como los últimos serán primeros y los primeros últimos”.

Es una parábola que rompe la lógica de la relación contractual con Dios. Es una parábola que nos mete de lleno en la radical novedad del Evangelio, no me cansaré de repetir que la Buena Noticia de Jesús no es más de lo mismo. El dueño de la viña, viña que es el reino de Dios, va contratando jornaleros a lo largo del día, al amanecer, a media mañana, a medio día, a media tarde, a la penúltima hora, la famosa hora undécima, en una jornada laboral de sol a sol, de doce horas… se encuentra con los últimos de esta vida: “nadie nos ha contratado”. Les manda a trabajar a la viña, son los últimos, aquellos de los que nadie se acuerda, los sin oportunidades, los posiblemente más torpes y sin habilidades sociales que diríamos hoy.

Al final de la jornada, el salario se pagaba diariamente, le dice al encargado que pague a todos el mismo jornal empezando por los últimos. Evidentemente los primeros protestan y murmuran contra el amo: “nosotros que hemos cargado con el bochorno del día… y recibimos lo mismo” ¿No nos recuerda esto la queja del hermano mayor de la parábola del hijo pródigo cuando el padre sale a buscarlo, como ha hecho con el hijo pequeño, y no quiere entrar y le reprocha: “yo que he estado en casa siempre sin desobedecer una orden tuya…”? La coherencia del evangelio es fascinante.

El dueño de la viña, ante la protesta de los primeros, les lanza tres cuestiones, y me atrevo a decir que en la segunda está todo el evangelio.

La primera cuestión es obvia, no me vengáis con justicias e injusticias que os ajustasteis conmigo por el salario normal y justo y me dijisteis que si.

La segunda es la clave “¿es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos?” ¡Genial! Cuando establezco una relación de contrato, de ley y no de gratuidad, con Dios resulta que el importante soy yo, Dios es una mera variable dependiente de mi comportamiento: “si trabajo doce me pagas doce, si trabajo una me pagas una, si me porto bien me premias, si me porto mal me castigas… pero yo Dios te marco el ritmo”. Y Dios me dice, nos dice, tú quién eres para decirme lo que tengo que hacer.

La tercera fluye, “¿es que no te alegras de que sea bueno?” Reconozcamos que nos cuesta aceptar las consecuencias de que Dios sea bueno. Si vivimos como regalo estar en la viña desde primera hora nos alegraremos de que Dios sea bueno y los últimos tengan paga.

Toni Catalá SJ

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Comentarios

  • Gracias Toni una vez mas por tu comentario. Para mi es muy importante y lo aplico ademas a mi vida, sentir desde lo mas profundo de mi ser, sabiendo que el camino que vivo en mi dia a dia es un sendero santo. Si todos los que nos llamamos cristianos lo vivimos y experimentamos asi, no hay ultimos ni primeros. Hemos de aprender a cambiar nuestra percepcion, no buscando nunca el protagonismo. Es como yo siento.

  • Gracias Toni una vez mas.
    Desde mi mas modesta opinion, creo que no hay camino mas santo qye el del servicio. Nuestro señor Jesus con su ejemplo de vida nos lo dejo todo dicho. Si algo creo que los demas puedan aprender bien de nosotros, es de nuestro buen ejemplo. Bendiciones.

    • Felicidad Lozoya septiembre 18, 2020
    • Responder

    Como siempre nos cuesta aceptar la gratuidad de nuestro Padre Dios, El nos ama cómo somos, su justicia no es como la de los hombres. De primeros y segundos, El puede hacer lo que nosotros no podemos entender.

  • La mejor comprensión de esta parábola era la de que Dios era Bueno. Me alegra reconocer que, exigir mejor paga por trabajar las 12 horas, significa hacerme un Dios a la medida. Un gran desafío.

    • Juana María Noguera Gavilá septiembre 18, 2020
    • Responder

    Anónimo, este evangelio me hace pensar y a veces creo que desmotiva el ser buena persona. No..yo no juzgo a Dios..no sólo digo que si hago lo que quiero y procuro escabullirme de mis obligaciones( hijo pródigo ) al final ” todo da igual” porque la misericordia de Dios es infinita…

    • Creo que lo estás viendo con los ojos de los hombres, y no los de Dios.

      Aún más, ¿qué padre o madre humano no estaría dispuesto a hacer lo mismo con su propio hijo?.

      El mensaje se me antoja claro, a saber, todos somos hermanos en Cristo.

      Creo que lo dijo también Jesús en el Sermón de la Montaña, “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”.

  • Gracias Toni porque me has ayudado a entender la parábola. Siempre me enfadaba cuando la oía escuchar porque la entendía como un atajo en la vida para llegar a Dios. Los “últimos” no son aquellos que confiesan su fe al final de sus vidas sino, al contrario, aquellos otros que siempre han estado con Dios pero que su pequeñez no les ha dado la oportunidad de “ser contratados” en nuestro mundo regido por otros valores diferentes al amor. Me siento como aquellos últimos, ahogados por una sociedad secularizada que ensalza la fama, el poder, el dinero y deja atrás a los humildes que no tienen “quien los contrate” porque no son de este mundo. Gracias nuevamente, ahora entiendo mejor el amor que Dios siente por los pequeñuelos.

  • Gracias, Toni!!! (Por todos, y por hoy)
    Querer un dios “variable dependiente de mi comportamiento”. Tendencia que se me cuela a la mínima… cuando no me dejo tocar por Evangelios como éste, o por la vida!!!
    La radical novedad del Amor de Dios, Otro, Libre!!

  • La última frase es fundamental: “si vivimos como regalo estar en la viña desde la primera hora…”. Ahí está la clave: vivir el estar en la viña desde el primer momento con actitud agradecida, no como derecho. Gracias, Toni. Me ayuda leerte.

    • Angelita Benavides septiembre 18, 2020
    • Responder

    Gracias P. Toni.
    Esa necesaria ubicación desde la mirada de Dios, compasiva con todos, y desde el sentir del otro, el más necesitado. Parecería complejo entender, cuando en el día a día experimentamos la lógica del reconocimiento por todo lo que decimos o hacemos… como que estar en referencia de esas miradas, es vital, como que recibir premios es la variable de mi o nuestro comportamiento en la sociedad, desde niños. Pero si contemplo ser el último, siento su angustia, su agobio, porque ya termina el día sin ser contratado, un día más, de dónde llevo el pan a mi casa… entonces, abrazo su alivio, su gratitud, y puedo decir: Qué bueno es el Dueño de la Viña!… yo también fui salvado!… y nos trató a todos con la misma compasión que a los últimos.
    Pido la gracia de vivir en gratuidad y agradecida con el Señor, porque todo ha sido don, todo es regalo.

  • ¡Precioso!

  • Yo lo veo claro, el amor de Dios no tiene nada que ver con la justicia de los hombres, es buscar al sin fuerzas, al perdido, esperar al hijo que se va y abrazar al que se ha quedado, al que ha tomado un camino que no entendemos para huir de un dolor insoportable, al que en su último suspiro de vida entiende que ha errado.. y unirlo a un rebaño amable que lo entiende y los comprende y le dice: todavía tienes otra oportunidad.. así lo veo yo.

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