Hace un año se ponían en marcha en el Centro Arrupe los Grupos SEPAS para personas separadas y divorciadas. Es motivo para el agradecimiento y la alegría compartida que hemos celebrado en la Eucaristía dominical del Centro Arrupe. Uno de los miembros de estos Grupos nos relataba lo que ha supuesto este primer año:
«Hoy celebramos el primer aniversario de nuestro encuentro en el Centro Arrupe. Quiero relataros brevemente cómo fue posible llevar a cabo este proyecto. A consecuencia de mi separación, surgieron en mí sentimientos de malestar, de odio y de rabia. Esto me hizo replantearme todos mis proyectos y comportamientos de vida.
No me encontraba bien conmigo mismo y busqué refugio en la Adoración Perpetua, ya que allí me encontraba cerca de quien sentía podía ayudarme. Y delante del Santísimo me dí cuenta de que no podía seguir con estos sentimientos que me estaban haciendo daño. Comprendí cuanto había cambiado mi vida. Yo que siempre había pensado que con la persona con la que me había casado me acompañaría siempre, y de pronto me encontré sólo, perdido y con sentimientos dañinos que no encajaban en el lugar en el que me encontraba.
En mi cabeza me rondaba el Padre Nuestro. Padre nuestro… ¿Hágase tu voluntad…? ¿Perdona nuestras ofensas…? Como nosotros perdonamos a los que nos ofenden..? ¿Hágase tu voluntad..? ¿Y cuál era su voluntad? No tenía respuesta. No me sentía con fuerzas para encontrar soluciones. Entonces oí: ”busca”.
¿Y cual fue mi respuesta? Pues me puse a buscar. Busqué en Internet, en parroquias, en amigos, hasta que en el diario “Paraula” encontré una reseña que hablaba del Grupo Retrouvaille organizado para apoyo de matrimonios en crisis. Llamé y al otro lado del auricular me contestó Vicente López Millan. Le pregunté si en el grupo se encontraban también matrimonios rotos, y él me contestó que no, pero que le gustaría. Entonces le dije “tenemos que hablar”, y el me dijo SI.
Cuando me reuní con él me explicó que no existía lo que yo buscaba, pero que en Madrid sí que había un grupo parroquial que respondía a mis necesidades, y que asimismo podía contar con él para crear algo similar aquí en Valencia. Al día siguiente localicé a mi amigo de la niñez Anselmo, que estaba atravesando el mismo bache que yo, mostraba unos sentimientos y una religiosidad muy parecidos a los míos.
Así fue como entre los tres empezamos el nuevo Proyecto. Realizamos un tríptico en el que definíamos nuestras inquietudes. “Casualmente” en ese momento me regalaron unos billetes del AVE y sin dudarlo me organicé para conocer el grupo de Madrid. Tras conocerlos me reafirmé en la idea que nos venia rondando: crear un espacio donde la gente que sufría tras la separación, pudiera encontrar apoyo en Dios y en nosotros.
Tras la realización del cuarto tríptico, en el que ya habíamos encontrado una tirita para nuestro corazón, y un poco saturados de rondar las mismas ideas, decidimos anular la siguiente reunión y Vicente nos comentó que ,”casualmente”, había aparecido Ana que manifestaba las mismas intenciones y buscaba lo mismo que nosotros: un grupo en el que Dios tuviera misericordia de aquellos que sufrian en nuestras mismas circunstancias. Entonces ya se había formado un grupito de cuatro que, en torno al tríptico de inicio, íbamos perfilando nuestras ideas, animadas por ejercicios espirituales, charlas, oración….pero ya siempre sin sentirnos solos. Esto nos llevó a ir conociendo a más gente, que nos manifestó su interés y apoyo en lo que planteábamos.
Asimismo, en el descanso de un retiro, coincidimos Julián y yo, que me comentó que también se estaba separando. Yo le dije que ya comprendía porque me encontraba allí, y saqué un tríptico que llevaba en el bolsillo. Al verlo él se emocionó mucho y me dijo que no se arrodillaba por vergüenza, pero esto mismo era lo que le había pedido a Dios la noche anterior.
Así que ya siendo cinco los miembros del grupo y coincidiendo con la fiesta de mi cumpleaños, Vicente me hizo el mejor regalo posible: la noticia de que Ignacio nos aceptaba en el Centro Arrupe. Algo extraordinario para nosotros, y así señalamos el día 25 de Abril para tener el primer encuentro con nuestros iguales, que habían ido sumándose a nuestro Proyecto.
Sin darnos apenas cuenta, ya ha pasado un año, y a lo largo de este tiempo, hemos visto gente pasar y gente quedarse, llegando a formar estos últimos una parte muy importante de nuestras vidas, donde el dolor es más leve si se comparte con Dios, estando juntos
Desde el primer Sepa hasta el último todos tenemos mucho que aportar, somos parte de este engranaje. Nuestra impronta se basa en acompañar, ayudar, arropar, trabajando con ilusión y animados a seguir adelante para continuar reconfortando a otros que puedan estar viviendo nuestra misma situación
Gracias a todos vosotros, hemos conseguido que este grupo tome arraigo, permanezca, y se mantenga unido en la fe. Gracias también al apoyo que hemos recibido en esta capilla, donde nos encontramos acogidos, apoyados y por fin valorados.