¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!

Domingo 24 del Tiempo Ordinario. Ciclo B (Marcos 8, 27-35)

«¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!» Impresiona esta frase de Jesús a Pedro, sin duda alguna la más dura que le dirigió a lo largo de toda su vida, aunque no es la única vez en que el diálogo entre Jesús y Pedro es tenso: pero nunca de este modo, con esta virulencia. Las palabras traslucen un notable enfado de Jesús con Pedro que ha dicho algo que para Jesús es radical y absolutamente inadmisible, “satánico”.  Esa misma expresión “Apártate, Satanás” es la que Jesús le dice al diablo en el episodio de las tentaciones en el desierto (Mateo 4, 10). Pero esta vez se la dirige a quien acaba de confesarle como Mesías (8,30).

El giro inesperado del relato añade dramatismo al encontronazo entre Jesús y Pedro. Porque aquello que parecía que iba a acabar bien después de la confesión de Pedro. “Tú eres el Mesías” se tuerce absolutamente cuando Jesús explica el cómo de su mesianismo y Pedro le increpa desde una concepción triunfalista del mesianismo de Jesús. Hay un pequeño detalle pero muy revelador: esta vez Jesús increpa a Pedro “de cara a los discípulos” (8,33), mientras que el diálogo de perdón en el lago tras las negaciones es un diálogo cara a cara, en privado. Pedro ha respondido en nombre de todos “vosotros, ¿quién decís que soy?” y Jesús quiere dejar las cosas claras a todos.

“Tú piensas como los hombres, no como Dios”. Lo importante es el “como”. Porque hay dos modos radicalmente distintos de enfocar el mesianismo: el de los hombres y el de Dios. Y el modo de Dios es, como Pablo afirmó con rotundidad y claridad, “escándalo para los judíos, locura para los gentiles” (1ª Cor 1, 23). El modo que Dios ha escogido para hacer la redención es la encarnación, el abajamiento: “Se rebajó a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y una muerte de cruz” (Fil 2, 8).

“Como los hombres y no como Dios”… ¿A qué Jesús oramos? ¿A qué Jesús seguimos? ¿Cuáles son los “cómos” de nuestro seguimiento de Jesús? ¿Cuáles son los “cómos” de nuestro modo de situarnos en el mundo? ¿Cuáles son los “cómos” de nuestros proyectos evangelizadores? Preguntas radicales y decisivas porque en la respuesta que demos a ellas nos jugamos la verdad evangélica de nuestro seguimiento de Jesús, porque en esa respuesta nos jugamos salvar o perder la vida (8, 35).

Éste es el terreno del engaño más diabólico, más genuino del padre de la mentira, de la más oculta tentación y, por tanto, el terreno más necesitado de discernimiento: los cómos de nuestro modo de estar en la vida, de nuestro modo de proceder, de nuestro modo de ejercer la autoridad, de nuestro modo de evangelizar. Hay un “como los hombres”, que San Ignacio sintetizaba en “riqueza, honor y soberbia” (Ej. 142) y hay un “como Dios”, al modo de Jesús, que el mismo Ignacio sintetiza en sus opuestos: “pobreza, menosprecio y humildad” (Ej. 146).  ¿Pensamos “como los hombres o como Dios?

Darío Mollá SJ

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