A lo largo de estos últimos años hemos ido haciendo realidad sueños compartidos en el ayudar a otros. Tiene algo de sorpresa inesperada y de agradecimiento emocionado al ver cómo se han ido sumando personas que comparten este sueño y que están haciendo posible que en el Centro Arrupe podamos acompañar a que otros den pasos en la dirección del Evangelio. A todos ellos, a todas estas personas que están haciendo posible que el Centro Arrupe sea un espacio donde muchos se sientan como en casa, queremos dedicar esta oración:
«Pescaremos alguna que otra decepción, unos cuantos berrinches y muchas noches en vela. Pescaremos un constipado, de noche, y una insolación, de día. En la red recogeremos lágrimas vertidas, vestigio de tantos sueños rotos.
Se nos enredará la pesca con restos de algún naufragio. Y aun así, seguiremos. Nadie dijo que fuera fácil, pero merece la pena el esfuerzo, porque en la labor diaria también nos haremos con pesca abundante que ha de llenar muchos estómagos.
Alzaremos la red cargada de preguntas que indican que estamos muy vivos. Volcaremos la carga en la cubierta de los días, y descubriremos, en ella, anhelos, sueños, risas, memorias, proyectos. Somos pescadores de hombres, exploradores de fronteras, aventureros de evangelio, compañeros de fatigas alrededor de una mesa. Y amigos del Amigo que nos convoca para reponer las fuerzas, y nos envía, de nuevo, a la brega»