Restaurar nuestro rostro

“Y el camino hacia la Pascua nos llama precisamente a restaurar nuestro rostro y nuestro corazón de cristianos, mediante el arrepentimiento, la conversión y el perdón, para poder vivir toda la riqueza de la gracia del misterio pascual” (Francisco, Mensaje de Cuaresma)

1) LA TRANSFIGURACIÓN (Lc 9,28-36)

Jesús no cae en la trampa, ha sido puesto a prueba, tentado por el “espíritu de la mentira criminal” pero no se enredó en la lógica del “mundo”, y por eso el domingo pasado celebrábamos como el Señor Jesús nos muestra la “vida verdadera”, ni espectáculo en el alero del templo, ni dominio sobre las criaturas, ni provecho propio sino que el caminar de Jesús por los caminos de Galilea, por los caminos de la vida, es un caminar compasivo, libre y gratuito, esto es la “vida verdadera”

Pero Jesús experimenta que los “sabios y entendidos” no aceptan la Buena Noticia de la compasión. La gente sencilla descubre en su actuación que Dios les está visitando. La compasión no deja las cosas igual, las intenciones del corazón quedan patentes. Esto inquieta a Jesús, él que tan sólo pretende reunir a los hijos e hijas de Israel como la “clueca acoge bajos las alas a los polluelos” experimenta la contradicción y la resistencia.

Jesús se retira a orar. Necesita situarse ante ese Dios que en el Bautismo ha experimentado como Padre-Madre, como ámbito de Compasión en el que se encuentra arraigado como Hijo. En cambio, el sistema religioso considera a Jesús como que actúa por obra de Belcebú, el principal de los demonios. La crisis y la contradicción es evidente. Sube a la montaña a orar con Pedro, Santiago y Juan.

Orando a Jesús le cambio el rostro, se le iluminó la cara. Todo él se sintió bañado por la luz y la blancura. En la Compasión no hay oscuridad ni tiniebla. Jesús se siente arraigado en la Torá, Moisés-Sinaí, y en los Profetas de la Justicia, de la Compasión y de la Sanación, Elías, “los dos hablaban con él”. Jesús se siente confirmado y fortalecido por el Dios fiel de la Alianza (primera lectura). Se siente arraigado en la gran tradición liberadora de su pueblo. En el Bautismo Jesús experimentó su Filiación. La Palabra se dirigió a él: “tu eres mi Hijo amado”, ahora la Palabra dirá: “este es mi Hijo elegido”.  Esta palabra se dirige ahora a Pedro, Santiago y Juan y a nosotros que deseamos seguirle. Se dirige a nosotros para que percibamos en este camino de Jesús, camino de fidelidad hasta el final, que, aunque su rostro quedé desfigurado, humillado y despreciado, como tantos rostros hoy, su rostro será para siempre el del Hijo, el de los hijos e hijas, del Dios vivo.

Pedro, Santiago y Juan se quieren quedar en la luz, no entienden que este rostro iluminado tiene que correr la suerte de los rostros desfigurados. No entienden que el rostro iluminado del Hijo se tiene que hermanar con los rostros dolientes de tantas criaturas para que los que intentamos seguirle percibamos que los rostros doloridos son los rostros del Hijo.

¿Nos atreveremos estos días a mirar de frente tantos rostros que no tienen “parecer, hermosura, ni belleza que agrade” y descubrir en ellos la belleza del Transfigurado?

2) GESTO PARA ESTA SEMANA

En esta segunda semana de Cuaresma te proponemos #AyunarD móvil, tablet que nos conectan con los de lejos y nos desconectan de los de cerca. ¿Eres consciente de las horas que pasas al día pendiente del teléfono? Dicho de otro modo ¿cuanto tiempo serías capaz de «aguantar sin mirar el móvil»? Te proponemos ayunar de conexión. Desconecta de la nube para conectar con la tierra. Pierde tiempo con alguien: un paseo, un café esa visita que tienes pendiente, un abrazo…