Si has visitado el coro de una Catedral gótica es fácil que la hayas visto. Las sillerías del coro tienen unos asientos plegables para cuando había que levantarse y cantar. Como apoyo para tiempos prolongados de pie se crearon en la parte inferior de los asientos las “misericordias”, que permitían apoyarse.
Una buena imagen que nos ayuda a reconocer que la misericordia tiene mucho de punto de apoyo donde reposar para descansar y sentir alivio. Un punto de apoyo para el que se encuentra cansado y le permite no caer. Y es que las personas experimentamos ese cansancio que nos vence y que se puede presentar en forma de sufrimiento que abate o de dolor que hace tambalear.
Una buena imagen que se transforma en invitación para cada uno: ser misericordia, como las que hay en las sillerías de los coros. De eso se trata, “ser misericordia”, ser punto de apoyo para los abatidos y cansados.
Cuando colaboraba en Cáritas me decían: “dale gracias a Dios porque te ha dado un corazón misericordioso”, lo recuerdo y sí digo: “gracias Dios me has regalado el mejor de los dones”.
También le digo: “ayúdame, Señor” (eso en todo momento).