¿Por muchos o por todos?

En este primer domingo de Cuaresma comenzamos a utilizar la tercera edición en español del Misal de Pablo VI. No es un nuevo Misal sino una nueva edición en la que se han introducido algunos cambios y mejoras.

Hay un cambio que puede extrañar porque afecta a las palabras de la consagración sobre el cáliz. Antes decíamos: “… este es el cáliz de mi Sangre… que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados…”y a partir de hoy diremos: “… este es el cáliz de mi Sangre… que será derramada por vosotros y por muchos para el perdón de los pecados…”. El texto latino de donde se han traducido ambas versiones es el mismo“… hic estenimcalixSanguinismei… qui pro vobis et pro multiseffundetur in remisionempeccatorum…”.

¿Qué ocurre? ¿Es que una traducción es correcta y la otra no lo es? De ningún modo. Las dos traducciones son correctas. Ahora se prefiere una traducción más literalmente acorde con el texto latino, pues “pro multis” en latín, literalmente significa “por muchos” en castellano. Conviene, sin embargo, hacer dos precisiones al respecto: una teológica y otra filológica.

Desde un punto de vista teológico hay que afirmar que Jesucristo derramó su sangre por la humanidad entera, es decir, por todos los hombres. Es contrario a la fe pensar que Jesucristo derramó su sangre sólo por una parte de la humanidad, aunque estos fueran muchos. Así aparece con frecuencia en los textos del Nuevo Testamento. Sólo dos ejemplos:“Cristo murió por todos, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos” (2Cor. 5,15) y “Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos…” (1Tim 2,6). De ahí que Jesús ordene a sus discípulos hacer llegar su mensaje a todos los pueblos (cf. Mt 28,19)

Si bien es cierto que el sacrificio de Cristo y la voluntad salvífica de Dios no tienen un efecto obligatorio ni automático, pues Dios respeta nuestra libertad. De modo que cada hombre tiene que acoger en su vida la salvación que Dios le otorga gratuitamente. Podría, pues, darse el caso de que alguno no acogiera esa salvación y entonces la eficacia del sacrificio de Cristo a él no le alcanzara.

En el Nuevo Testamento se nos transmiten en cuatro ocasiones las palabras que Jesús pronunció en su última cena sobre el pan y sobre el vino: (Mc 14,22-24; Mt 26,26-28; Lc 22,19-20 y 1Cor 11,24-25). Estas cuatro versiones de las palabras de la cena se dejan agrupar de dos en dos: Mateo y Marcos por un lado y Lucas junto con Pablo por otro. Pues bien, sólo las versiones de Mateo y Marcos incluyen la palabra“muchos”. Lo cual es coherente con otro dicho de Jesús que aparece en Mateo (20,28) y Marcos (10,45): “El Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos”. La nota de la Biblia oficial de la Conferencia Episcopal a este pasaje de Mateo dice:“En conformidad con el conjunto del N.T. por muchos debe entenderse en el sentido de por todos”.

Las versiones de Lucas y Pablo se limitan a aludir a vosotros, dando por supuesto que los discípulos presentes en la última cena representan a toda la humanidad. Por el contrario, Mateo y Marcos dan a entender explícitamente que, además de los discípulos presentes, Jesucristo entrega su vida por una multitud que no está presente en la cena.

Y ahora viene la cuestión filológica. Todos los textos del Nuevo Testamento están escritos en griego, pero con toda seguridad Jesús pronunciaría las palabras sobre el pan y el vino en arameo, que era su lengua materna. Pues bien, en hebreo [rabbîm] y en arameo [saggi`îm], es frecuente que estos términos, aun significando literalmente “muchos”, se refieran a “todos” y, especialmente, si van precedidos de artículo significan toda la humanidad. Doy un solo ejemplo entre otros que se podrían aducir: “Muchos adulan al hombre generoso / todos son amigos del que da (Prov 19,6), donde el paralelismo del verso hebreo muestra claramente cómo muchos, equivale a todos. Y, ya en griego, en Rom 5,18-19, aparecen respectivamente “todos” y “los muchos” con idéntico significado: “Lo mismo que por un solo delito resultó condena para todos, así también por un acto de justicia resultó justificación y vida para todos. Pues, así como por la desobediencia de un solo hombre, los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo, los muchos serán constituidos justos”.

En una palabra: a partir de hoy, porque así está mandado por quien tiene autoridad en la Iglesia, se dirá en las palabras de la consagración del cáliz “por muchos”, pero sabiendo que la multitud a la que se refiere es toda la humanidad.

José Ramón Busto Saiz, S.J.