Pascua joven en Valencia

Sorprendidos y agradecidos. Mucho. Esto nos lo repetíamos mucho en los grupos en los que vivimos la Pascua. Empezamos la Pascua con ganas, pero sin tener muy claro cómo podría vivirse esto de vivir una Pascua Joven «a través de pantalla.» No podíamos imaginar que pudiéramos sentirnos tan unidos como lo hemos estado, y disfrutando de espacios de oración profunda y de celebraciones tan emotivas como las que nos ha regalado esta Pascua.

Impresionaba al asomarte a cada inspiración del día o a las celebraciones emitidas desde el canal de JesuitasESP de Youtube, la sensación densa y patente de tejido comunitario, sabiéndonos unidos a tantas personas y familias en tantos rincones de España y fuera de España, y con pistas y gestos cuidados tan inspirados en el Evangelio y que nos han traído luz a nuestras casas y a nuestra mirada. Vivir la #SemanaSantaEnCasa con Magis nos ha ayudado a sentirnos más unidos a Jesús y a nuestro mundo.

Os compartimos dos comentarios de algunos de nosotros, y la oración de envío de la Misa de Jóvenes del Domingo de Pascua.

Esta Pascua ha sido para mí saber que nada está perdido. Donde nace la oscuridad, iluminamos con amor. Donde hay muerte, encontramos consuelo y vida eterna. Saber que Jesús está ahí en cada persona amando incondicionalmente, sin garantías.


Esta Pascua ha sido para mí saber que Jesús vino a romper el paradigma del amor que debe expresarse con palabras más que con acciones. Él nos enseña que el verbo amar debe complementarse con: fidelidad, lealtad y respeto.

TEXTO DEL «ENVÍO» AL FINALIZAR LA PASCUA

En estos tiempos tan extraños y cargados de tanta incertidumbre, durante esta Semana Santa hemos tratado de dejar entrar a Jesús en nuestros hogares, en nuestros lugares más íntimos, en el seno de nuestras familias. Contemplar y buscar a Jesús durante estos días ha sido una auténtica oportunidad para centrar nuestra mirada en los más débiles y abandonados y en la presencia de Dios en las situaciones fronterizas de nuestro mundo. Durante estos días hemos hecho nuestro el vacío y el silencio que quedó en el mundo cuando Jesús amó hasta el extremo entregando su vida, silencio y vació que permanecen vigentes en las realidades de sufrimiento y exclusión. Pero la Pascua no es una ocasión para regodearnos en el sufrimiento, sino para sentir la esperanza del amor que se entrega hasta el final, Dios nos muestra que el sufrimiento no es el fin, que el amor de Dios todo lo vence y que Jesús no muere, resucita y permanece con nosotros.

Jesús es ese amigo que nos sostiene de nuestras muñecas, ese amigo que, con su testimonio, nos muestra que una vida sin amor es un sin sentido. Solo el amor puede superar el dolor y el sufrimiento, este amor es una llamada a salir de nosotros mismos, es un amor que se convierte en Fuente de esperanza. Jesús nos invita a transmitir el mensaje del amor, el mensaje de la resurrección. Creer en la resurrección es creer en la vida, una vida que es confianza e incertidumbre, que es alegría y tristeza, que es riesgo y fe. Creer en la Resurrección es creer que Dios sale a nuestro encuentro, que nos acompaña en el proceso del amar sin garantías, que amar es el acto valiente de saltar al vació por y para al otro, es una invitación a arriesgar la vida.

Padre, haz que abramos el corazón para que reconozcamos tu amor. Amor que regalaste hasta el extremo y que nos arropa pese a nuestras imperfecciones y debilidades. Padre, ayúdanos a confiar en las oportunidades que surjan a lo largo de nuestro caminar y a ser capaces de amar sin pedir garantías, tal y como Tú hiciste, a amar hasta el extremo con la confianza y la esperanza de aquel que se sabe acompañado por Ti. Jesús, tú que nos sostienes de las muñecas, ayúdanos a transmitir el amor junto a ti.