Estad preparados

Domingo 19 Tiempo Ordinario – Ciclo C (Lucas 12, 32 – 48)

“Estad preparados”: es una advertencia que se repite varias veces en los evangelios sinópticos. En ocasiones en contexto apocalíptico, referida a la última venida del Hijo del Hombre. Pero no siempre; caben otras interpretaciones y en esa línea va a ir el comentario que propongo para el evangelio de hoy.

Hay en esa llamada, y en el conjunto del fragmento evangélico que se nos propone este domingo, una invitación a vivir “atentos” que es lo contrario de vivir distraídos y dispersos. ¿Atentos a qué? A la venida del Señor Jesús que se hace presente a lo largo de nuestra vida tantas veces, en circunstancias, acontecimientos, personas… “Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos” (Mateo 28, 20). Todos los días y cada día, no sólo al final de los tiempos. 

Muchas veces hemos mal-interpretado esta llamada a “estar preparados” como una amenaza, como si lo que fuera a venir fuera una catástrofe o un juicio implacable o un castigo. Nada de eso. El Señor que viene es el Señor de la vida y de la misericordia: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante” (Juan 10, 10); “… no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo” (Juan 12, 47). El anuncio de la venida del Señor es siempre un anuncio para la esperanza.

¿Y en qué consiste ese “estar preparados”? ¿Qué claves nos da el evangelio de hoy para vivir ese estilo de vida? Fundamentalmente dos.

La primera tiene que ver con la atención interior, con el cuidado de nuestra interioridad, esa dimensión tan preciosa y tan importante de nuestra vida que tantas veces descuidamos. Interioridad que, como bien nos recuerda Xavier Melloni, no es lo contrario de exterioridad, sino lo contrario de superficialidad. Cuidado de la interioridad que tiene múltiples aspectos: el silencio interior, la soledad habitada, el contacto con la naturaleza, los espacios verdes en la vida, la relación tranquila y gratuita con las personas, el disfrute de la belleza creada por la persona humana…

La segunda dimensión de ese “estar preparados” tal como lo explicita en el texto de hoy el evangelio de Lucas, es el servicio a los hermanos. Hacer del servicio la actitud fundamental y habitual en la vida. Ahí se realiza un encuentro pleno con el Señor: “cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mateo 25, 40).Porque el Señor que sale a nuestro encuentro viene encarnado de modo particular en quienes necesitan acogida, cariño y solidaridad.

Dario Mollá SJ