La mañana del 6 de agosto de 1945, el Padre Arrupe se encontraba en el noviciado de Nagatsuka, junto con otros 35 jóvenes novicios y varios jesuitas. La casa del noviciado se ubicaba a unos seis kilómetros de lo que sería el centro de la explosión atómica. Los jesuitas, al constatar el grado de destrucción y muerte que en segundos esparció aquella sola bomba, improvisaron un hospital en la casa del noviciado. Al celebrarse el 75 aniversario del lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima compartimos el testimonio del propio Padre Arrupe.