¿Cómo es la vida de la minoría cristiana en un país musulmán? ¿Cómo es la presencia de la Iglesia en un contexto diferente al nuestro? Patricia, participa en la Pastoral Universitaria Ignaciana y este verano pudo vivir una experiencia en Argelia propuesta por los Jesuitas. Comparte con nosotros:
“No esperes nada extraordinario. Acoge lo que el día a día te pone por delante, y en ello encontrarás que lo ordinario se convierte en extraordinario”
Con esta frase de uno de los sacerdotes que encontramos en Notre Dame d’Afrique, partíamos cada uno hacia nuestras pequeñas misiones en este gran país como es Argelia. Con una superficie de dos veces el tamaño de Francia nos esperaba para descubrirnos sus entresijos, sus incertidumbres, sus muchas bondades…Bajo el lema “la découverte de l’Algerie” volamos 11 jóvenes de Europa para descubrir y conocer Argelia.
Los primeros tres días estuvimos acogidos en el barrio obrero de Bouzaréa, en CIARA, un centro de formación que los jesuitas tienen en la capital. Allí tuvimos nuestro primer contacto con testimonios que nos ayudaron a comprender y empezar la inmersión sobre: el país, la juventud, el islam y nuestra iglesia allí.
Después de estos primeros momentos, llegó el momento de la dispersión, en donde cada uno marchábamos a cumplir una pequeña misión que duraría dos semanas. Mi desplazamiento (y el de Albane que también compartía destino) era pequeño, pues cambiaba el barrio de Bouzaréa por Les Sources. De la mano de JanHeuft y su equipo (que organiza su asociación: Rencontre et Developement) iba a participar en una colonia de vacaciones. Una pequeña colonia con niños que vienen principalmente de Corso (una localidad a 40km de Argel), del barrio de Ruisseau, otro pequeño grupo de les Sourcesy otros niños hijos de la comunidad sorda o hijos de inmigrantes. De una forma sencilla, sin grandes puestas en escena ni grandes presupuestos, con la ilusión y el buen hacer de los monitores que allí estábamos se hacía realidad un año más la colonia de vacaciones. Desde que en 2003 con el gran terremoto que azotó el país y en el que murieron más de 3000, llevan encargándose de hacer esta colonia en diferentes emplazamientos, siempre contando con los niños de Corso, que son quienes siguen viviendo las consecuencias de perder sus casas. Algunos de estos niños han crecido y son hoy monitores de esta colonia. Además, contamos con presencia de la comunidad sorda, entre los monitores, pues Jan ha sido profesor de lengua de signos. Todos y cada uno de ellos tuvo una acogida y un cariño constante hacia nosotras. Nos han acogido, nos han hecho disfrutar, nos han hecho olvidar las barreras del idioma, todo con una gran sencillez.
Tras acabar nuestras dos semanas, nos volvíamos a reunir los jóvenes que llegamos desde Francia, Bélgica y España, esta vez en Hydra (en un centro de espiritualidad) en donde pudimos compartir algún momento con jóvenes venidos de diferentes sitios de Argelia. Pero sobretodo, aún nos quedaba nuestra visita a Tibehirine (antiguo monasterio, quienes conozcáis la película “De Dioses y hombres” es ese mismo lugar) para hacer la relectura. Un lugar donde recogíamos el testimonio de los 7 monjes que fueron asesinados en esos años negros que vivió Argelia, y que como bien hemos comprobado, no son solo más que la punta del iceberg de otros muchos que también siguieron su misma suerte de forma anónima. Con el recuerdo y ese ambiente que realmente sobrecoge, e invita a hacer silencios, nos recogimos para poder tomar conciencia por primera vez de todo lo que habíamos vivido. Allí pudimos compartir cada uno nuestras experiencias, bien distintas, diferentes pero llenas de alegría. Veníamos algo cansados pero llenos de muchas experiencias, rostros que se llenaban de historias. Felices de nuestra estancia.
Tras tres semanas allí, nuestra visión del país, del islam y de la iglesia local fue cambiando y llenando esas primeras dudas, y nos marchamos con otras que nos acompañan. Como nos decían: “El regalo es que jóvenes europeos vengan 3 semanas a quedarse.” Ese es el regalo que ofrecemos a una iglesia que vive el Evangelio. Que acoge al pequeño, al rechazado, que no busca ser los primeros en las plazas o en las sinagogas, sino que están allí para acompañar, para acoger y para compartir. Y haciéndolo desde la discreción más absoluta. Al hamdou lillah!
Rescato un trozo del testamento del prior Cristian en Tibehirine: “Sé de cuánto desprecio han podido ser tachados los argelinos en su conjunto y conozco también qué caricaturas del islam promueve cierto islamismo. Es demasiado fácil poner en paz la conciencia identificando esta vía religiosa con los integralismos de sus extremismos. Argelia y el islam, para mí, son otra cosa, son un cuerpo y un alma. Me parece haberlo proclamado bastante sobre la base de lo que he visto y aprendido por experiencia, volviendo a encontrar tan a menudo ese hilo conductor del Evangelio”
Para nosotros, coincidimos; Argelia ya no está bajo los influjos de tópicos que desgraciadamente siguen bombardeándonos. Argelia, sus gentes, incluso el islam …como dice el hermano Cristian, no son solo extremismos. Son personas, historias que llenan nuestros corazones, que nos hablan, que nos acogen. Historia reciente que les marca profundamente, y de la que luchan cada día para recuperarse y sentirse profundamente orgullosos.
Termino con una frase, la primera frase que se inscribió en Notre Dame d’Afrique: “NotreDamed’Afriquepriezpournous et pour les musulmans.”(Nuestra Señora de África reza por nosotros y por los musulmanes).