Delirios de grandeza

Van camino de Jerusalén (Mc. 9:30-37). Les había anunciado que sólo desde la entrega se abre paso la Vida. No entienden. Van discutiendo quién es el más importante. Delirios de grandeza que acechan cuando menos te lo esperas. Fantaseando para no asumir la propia realidad, la propia fragilidad. Cuántas malas pasadas nos han jugado las fantasías, llevándonos a un viaje a ningún sitio del que acabamos regresando.

Aquel primer grupo de discípulos están sumidos en ensoñaciones de grandeza que altera las relaciones entre ellos. Una vez más, el poder, insaciable, desactivando la fraternidad, haciendo percibir al otro como un competidor al que abatir.

Jesús los resitúa haciendo un gesto de una ternura infinita y por eso demoledor, llamó a un niño y lo puso en medio del grupo, lo abrazó y les dijo que ese es el importante delante del Dios de la Vida.