Acabamos de escuchar a cuatro de los candidatos que se presentan a las próximas Elecciones Generales en el debate celebrado en la TVE. Como sociedad necesitamos saber cuáles son las metas que queremos lograr pero eso no garantiza que tengamos claro cuál es el horizonte hacia el que encaminarnos. Y resulta evidente que éste no es el resultado de un programa electoral. El horizonte no lo pone la clase política sino la altura de miras de una sociedad y su grandeza de corazón.
En la búsqueda de ese horizonte no hay ganadores ni perdedores. No depende de un partido, de un programa o de un líder político sino de una sociedad que se entrena a diario en la capacidad de dialogar, de buscar puntos de acuerdo sobre cuáles son los mínimos que nos humanizan, sabiendo que si los traspasamos nos convertimos en una sociedad desnortada. Para esa búsqueda necesitamos hacer acopio y sumar lo mejor de cada uno. La confrontación a partir de lo peor de cada uno, sería mejor que nos lo guardáramos.