Lectura del santo evangelio según san MARCOS 1, 12-15
I Domingo de Cuaresma – Ciclo B
En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto.
Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo servían.
Después de que Juan, fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».
COMENTARIO
“EL ESPÍRITU LO EMPUJÓ AL DESIERTO”
En el comienzo de la Cuaresma la liturgia nos presenta el relato de las tentaciones de Jesús en el desierto. El evangelio de Marcos, que es el que seguimos este año, es el que las presenta, y de modo muy evidente, de una manera más concisa: apenas dos versículos que hablan del hecho de la tentación, sin mencionar sus contenidos, como sí hacen Mateo y Lucas. “… El Espíritu lo empujó al desierto y permaneció allí cuarenta días, siendo tentado por Satanás…” (vv. 12-13).
Quienes no hemos vivido en el desierto, ni hemos pasado en él temporadas largas, y al hilo de cierta literatura, podemos llegar a hacernos una cierta idea romántica del desierto. No es así en Marcos. Para este evangelista el desierto es el lugar de una batalla encarnizada y áspera entre Jesús y Satanás, una batalla ya desde el comienzo de la vida pública de Jesús hasta el final mismo de su vida. Una batalla cuya finalidad es apartar a Jesús del plan del Padre, que no es otro que la entrega de su vida en favor de la humanidad.
Batalla ésta que también es la batalla de nuestra vida cristiana, que también ha de pasar por la prueba del desierto y, en ocasiones, de desiertos muy áridos. Contemplar el hecho de que Jesús fue tentado nos da lucidez para reconocer y aceptar nuestras tentaciones, y nos da también confianza para saber que, con la ayuda de Dios, las tentaciones se pueden superar a pesar de nuestra vulnerabilidad. Más allá de las tentaciones que cada uno de nosotros podemos sufrir como incitaciones al mal, quiero referirme ahora a tres tentaciones en el seguimiento de Jesús más sutiles, y quizá por ello mismo más poderosas, pero que nos apartan del proyecto de Dios.
Una primera tentación es la tentación de pensar, en momentos de dificultad o desolación, que Dios nos ha abandonado, nos ha dejado de su mano, que ya no está presente en nuestra vida; es la tentación del desánimo, de la desconfianza, de abandonar nuestros propósitos de vida entregada. Otra tentación es la tentación de los “atajos” que es la tentación de ir por caminos engañosos: de conducir mi vida por caminos y modos que son los míos y no los de Dios; hablo de la tentación de evitar a toda costa lo que es difícil, lo que comporta un sacrificio, aquello que contradice mis planes y proyectos. Y una tercera tentación es la tentación de la soberbia, de vivir de mis supuestos méritos más que del agradecimiento por los dones que Dios me da o de vivir la vida espiritual más en clave de cumplimiento que de relación de amor.
Ni asustarnos de ser tentados ni pensar que nos encontramos solos en la tentación. En situaciones de tentación se trata de orar y dejarnos ayudar y acompañar, porque también, como Jesús, en el desierto podemos encontrar esos “ángeles” que le servían”.
Darío Mollá, SJ

5 respuestas a «Comentario al evangelio: «El Espíritu lo empujó al desierto»»
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En el desierto, oración silencio, de cada día, puedo dejarme llevar por mi ego o dejarme encontrar por su Espíritu, por el amor del mismo Padre inscrito e mí y entregarme a caminar de su mano en mi vida cotidiana, inserta en el mundo
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Me llama la atención el hecho de que vivía con las fieras… ¿con qué fieras estoy lidiando yo? ¿Me protejo de las fieras y agradezco a Dios por los ángeles que me sirven? El escenario del desierto completo reviste todo eso.
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Me ha ayudado a profundizar el evangelio. Gracias!!!
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Jesús en su humanidad nos dice que el Espíritu le guia al desierto y fue tentado. Me enseña que es verdadero hombre, y que yo como él sere tentada. Pero también me dice que el Espiritu me ayudara a no caer. Para ello tengo que pedirselo.
Ambién me conforta como Jesús enseña a sus discipulos: la oración » no nos deje caer en la tentación». Su amor misericordioso, siempre esta con nosotros.
Muchas gracias -
Muchas gracias.
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