Lectura del santo evangelio según san MARCOS 1, 14-20

IiI Domingo del tiempo ordinario – Ciclo B

COMENTARIO

“CREED EN EL EVANGELIO”

El evangelio de este domingo nos presenta las primeras palabras de Jesús en el evangelio de Marcos: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios ha llegado: convertíos y creed en el Evangelio”. Me han resonado de modo especial las palabras finales: “creed en el evangelio”. Es una invitación, una llamada, especialmente interpelante en un tiempo y una sociedad tan “descreídas” como la que vivimos. Me suena a una invitación apremiante, llena de deseo por parte de Jesús.

Porque muchos de nuestros contemporáneos y nosotros mismos en muchas ocasiones se preguntan y nos preguntamos: ¿tiene sentido hoy creer en el evangelio? ¿para qué sirve creer en el evangelio? Dado el antitestimonio de muchos creyentes ¿es posible hoy creer en la verdad y el valor del evangelio? ¿Qué significa creer en el evangelio? Casi como nunca experimentamos que creer en el evangelio es una gracia que hemos de pedir. ¿Qué llamadas concretas encierra ese “creer en el evangelio” al que nos invita hoy Jesús?

Pienso, en primer lugar, que creer en el evangelio es creer en la presencia de Dios, permanente y activa, en la historia humana. Eso es, de algún modo, lo que significa la frase precedente: “el Reino de Dios ha llegado”. Es bien cierto que ese Reino de Dios no es ni el que esperaban los contemporáneos de Jesús ni el que nos gustaría a nosotros. Porque Dios llega y está presente en el mundo en una humildad activa y respetuosa con la libertad humana, amando y no imponiendo, actuando en los corazones que mueven la historia humana y no por encima de sus voluntades.

Creer en el evangelio es creer que las cosas y las personas pueden cambiar y mejorar, es no dar nada ni a nadie por perdido. El evangelio que Jesús nos invita a creer es el evangelio de la misericordia, y, en consecuencia, creer en el evangelio es situarse ante el mundo y ante las personas con misericordia. Es una nueva mirada: esa mirada que sólo se adquiere cuando nos dejamos mirar por Jesús y cuando le miramos a Él. Pero, claro, la misericordia no es poder ni éxito, sino que es poner en marcha procesos y creer en la fecundidad de la pequeña semilla.

Creer en el evangelio es sentirnos llamados a colaborar con Jesús en la obra de construir el Reino de Dios. Es significativo que en el relato del evangelista Marcos justo después de esta invitación a creer en el evangelio aparece la llamada a los primeros cuatro discípulos. Jesús nos pide colaborar con aquello que cada uno de nosotros podamos aportar que, sin duda, será algo muy sencillo, muy pequeño, mus limitado… pero Dios no nos pide más. No nos pide más que confiemos en Él y que nos entreguemos: es la entrega lo que da valor a nuestras pobrezas.

Darío Mollá, SJ