Comentario Evangelio (14 octubre)

El relato de este domingo (Mt 18,15-20) es uno de cinco discursos de Jesús (Mt 18,1-35) que encontramos en el Evangelio de Mateo. Se trata de una enseñanza sobre la vida en la Iglesia en la que Jesús plantea tres cuestiones que se dan en la comunidad cristiana: los escándalos, el desprecio a los más pequeños, las ofensas entre los hermanos.

La perspectiva sobre la enseñanza de este discurso lo encontramos en la parábola que Jesús cuenta al final (Mt 18, 21-35) cuando Pedro le pregunta cuántas veces tiene que perdonar a quien le ofende y lo hace desde las categorías de la norma que hay que cumplir. Jesús le cambia el escenario, la comprensión del perdón: éste surge de la misericordia y de la compasión.

Toda la vida de la comunidad cristiana parte de una experiencia de misericordia, experiencia de haber sido perdonados y acogidos por Dios, y que, como consecuencia, tiene como horizonte la misericordia. Así lo expresa Francisco: «La Iglesia tiene que ser el lugar de la misericordia gratuita, donde todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio» (EG 114)

El relato que escuchamos hoy (Mt 18,15-20) se comprende desde este horizonte y baja al concreto de una situación de ofensas entre hermanos de la comunidad. ¿Cómo proceder? Desde la compasión y la misericordia y éstas inspirarán modos evangélicos de situarse. El relato evangélico de este domingo puede ser la ocasión para revisar cómo procedemos cuando somos ofendidos: ¿desde la revancha y la venganza contra el que ha ofendido? ¿desde la murmuración contra el que ha provocado la ofensa? ¿desde…?

“Si tu hermano te ofende…» No lo pongas a parir a sus espaldas, no maquines una vendetta, no alimentes pensamientos mezquinos… Que el Espíritu nos de lucidez y honestidad para reconocer que no siempre procedemos evangélicamente cuando se nos ha ofendido y que inspire en nosotros el modo de perdonar de Jesús: desde la compasión y la misericordia