Aprended de esta parábola de la higuera

Este domingo escucharemos unos versículos del evangelio de Marcos que forman parte de su capítulo 13, el discurso escatológico. Nos ayudará recordar como comienza este capítulo. Jesús abandona el Templo en el que se dieron las confrontaciones con las élites religiosas para no volver nunca a él (13,1). El evangelista desea que esta salida se entienda como un acto de juicio contra el Templo. Y tras abandonarlo pronuncia su sentencia de condenación (13,1-2), una profecía que suscita en sus discípulos la pregunta sobre el momento de este acontecimiento (13,3-4).

Los versículos que leemos este domingo (vv. 24-32) tiene una primera parte (vv. 24- 27) plagada de imágenes utilizadas en la literatura apocalíptica: la figura del Hijo del hombre tomada del libro de Daniel; los cataclismos, que indican una pronta intervención de Dios; los ángeles; las grandiosas imágenes de los símbolos cósmicos.

Todos estos sucesos son signos de lo que acontecerá: veremos venir al Hijo del hombre con gran poder y gloria. Estos sucesos contrastan con otros que aparecen con anterioridad en este mismo discurso (vv. 7-9) y que algunos emplearán para confundir: “Entonces, si alguien os dice que el Mesías está aquí o allí, no le hagáis caso. Pues surgirán falsos mesías y falsos profetas, que harán milagros y prodigios, hasta el punto de engañar, si fuera posible, a los elegidos” (vv. 21-22).

Pero volvamos al relato de este domingo porque encontramos una segunda parte (vv. 28-32) que contrasta con la anterior: la serena imagen de una higuera al final de la primavera supone una llamada, llena de sosiego y calma, a que, mientras el Señor vuelve, sus discípulos vivan en actitud de vigilancia y atención a los signos del paso de Dios por sus vidas y por la historia. La parábola de la higuera invita precisamente a eso: a velar y discernir los signos de los tiempos y a vivir en fidelidad a la voluntad de Dios.

Las dos partes del relato que leemos este domingo están unidas por el verbo aprender: “Aprended de esta parábola de la higuera”, dirá Jesús. Frente a los que buscan confundir a la comunidad, Jesús exhorta a que no dejarse engañar interpretando adecuadamente el significado de los signos, como comprenden que “cuando las ramas de la higuera se ablandan y brotan las hojas, sabéis que está cerca la primavera” (v.28).