Proactiva Open Arms

«Todo empezó con unas fotos que aparecieron en las redes sociales de cuatro niños ahogados en una playa. Pensamos: si nosotros nos dedicamos a esto y lo hacemos en nuestras playas, ¿por qué allí se están muriendo y nadie les ayuda?». Así explica Oscar Camps, director de Proactiva Open Arms, cómo los miembros de esta ONG de Badalona (Barcelona) dedicada al salvamento marítimo decidieron, a principios del pasado mes de septiembre, trasladarse a la isla de Lesbos para ayudar a los refugiados que llegan a la costa griega.

Su presencia en las redes sociales @PROACTIVA_SERV les permiten compartir lo que están viviendo con cada salvamento (“Refugiados a la deriva, olas, frío helador. Hemos llegado a tiempo, están a salvo. Nuestro equipo siempre alerta”) y denunciar la situación en la que siguen encontrando los refugiados que huyen de la guerra en Siria y otros países del Próximo Oriente (“Sube a un bote y escucha. ¿Queda claro? Sobreviven a la travesía SOLO gracias a voluntarios. Europa: ¿No hay vergüenza?”; “Mientras los gobiernos están ausentes, los voluntarios salvamos miles de vidas. La historia se encargará de poner a cada uno en su sitio”)

Su canal de You Tube recoge videos caseros grabados por la propia ONG durante los salvamentos que realizan a diario mostrando el drama de los refugiados y la humanidad de quienes les ayudan pero también dejando planteadas innumerables cuestiones que movilizan a unos y siguen dejando indiferentes a otros.

En su homilía durante la visita a la Isla italiana de Lampedusa, Francisco decía: “hoy nadie en el mundo se siente responsable de esto; hemos perdido el sentido de la responsabilidad fraterna. La cultura del bienestar, que nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos hace insensibles al grito de los otros. En este mundo de la globalización hemos caído en la globalización de la indiferencia. ¡Nos hemos acostumbrado al sufrimiento del otro, no tiene que ver con nosotros, no nos importa, no nos concierne!”. No es el caso de estos voluntarios de la ONG Proactiva Open Arms que decidieron hacer algo al ver una de esas imágenes que a diario nos llegan.

Sentirse implicados en el sufrimiento del otro y asumir que nos concierne es algo que no admite excusas, que no puede esconderse tras discursos y declaraciones de intenciones ni amortiguarse con acciones puntuales. En palabras de Ignacio de Loyola, “el amor se ha de poner más en las obras que en las palabras” y lo que están haciendo desde esta ONG es un ejemplo palmario de ello y una exigencia a nuestro sentido, personal y colectivo, de humanidad.