Personas a favor de personas

Esta mañana se ha inaugurado en las Escuelas san José la primera Jornada de Integración Social. En su apertura ha participado el Director General Escuelas San José, el jesuita Jose Ignacio  Rodríguez y la Vicepresidenta de la Generalitat y Consellera de Igualdad y Políticas inclusivas, Mónica Oltra Jarque.

Compartimos las palabras que el Director General Escuelas San José ha dirigido al auditorio, presentando su visión sobre esta Jornada de Integración Social y el aporte que se desea realizar desde las mismas Escuelas:

«Inauguramos las primeras jornadas sobre Integración social que hemos querido titular: Personas a favor de personasSin peligro de ser tachados de ilusos creo que podemos afirmar que nuestra sociedad va acrecentando su sensibilidad para articular unas estructuras sociales más inclusivas, pero sigue siendo necesario un trabajo intenso y extenso para que todos, niños o jóvenes, adultos o ancianos,ellos o ellas, en la sociedad, encuentren un hueco donde sentirse a gusto y bien tratados.

El cambio para hacer unas estructuras más justas y más inclusivas debe venir desde al menos una cuádruple dirección:

Una sensibilización grande de la ciudadanía. Porque hay una responsabilidad individual siempre, que debe llevar a implicarse cada uno en la construcción de un mundo éticamente mejor. Por eso, comenzando por utilizar los ámbitos educativos, (y estamos en un colegio), necesitamos avanzar para que el conjunto de la sociedad se haga consciente, participe, se implique; que empuje y que reivindique una sociedad más inclusiva y justa. En muchos ámbitos se puede y se debe hacer, pero en la escuela, en los primeros años de niñez y adolescencia, es fundamental sembrar esa sensibilidad y disponer los resortes de cada joven para que se activen ante la injusticia.

El cambio debe venir también de los políticos, y de todos aquellos con responsabilidades e influencias de poder, liderazgos que estén dispuestos a dar prioridad a los temas sociales en el manejo de recursos y de presupuestos. Entre otras medidas, facilitando la formación de especialistas en integración.

También los medios de comunicación tienen un papel primordial. Ellos pueden visibilizar lo que es más cómodo esconder, todo aquello a lo que se le escamotea la mirada. Los medios de comunicación pueden hacernos sensibles si nos presentan el escándalo de la desigualdad, la fractura social y la indecencia de la exclusión.

Y también, cómo no, de la familia nuclear o extensa. La familia es una realidad a cuidar y potenciar porque mucho previene y mucho nos aporta. Ella es, muchas veces, la última red que evita y defiende del abismo. Desgraciadamente, a veces, también la familia es lugar de violencia silenciada, o, de manera infame, lugar de muerte para muchas personas, fundamentalmente mujeres, que terminan viviendo en infiernos; cuando la relación familiar debería ser, sino un paraíso, si una zona verde que oxigenea las personas y les provea de cariños y cuidados, imprescindibles para la salud mental y física.

Queda mucho por hacer en lo estructural, en la organización social. Y en muchos y diversos ámbitos. Refiriéndose al económico, el Papa Francisco, directo y certero, ha dicho: Estamos instalados en una economía de la exclusión y de la iniquidad. Es una economía que mata.

Tendremos que hacer un esfuerzo grande, en sinergia, de todos esos actores antes mencionados. Hemos de ser capaces de soñar, —y a ello, modestamente, van encaminadas estas jornadas—, soñar otras sociedades más justas y más igualitarias; sin embargo, siendo esto necesario y urgente, no se puede olvidar que a la vez, todos, hombres y mujeres, tienen, ¡tenemos!, necesidad de calor humano, de un oído paciente que escuche al que necesita desahogar; todos pedimos un rostro amable y cariñoso que haga compañía en la fragilidad. En cualquier momento y lugar se precisa un corazón cercano que acoja y deje un rincón para que se acurruque el que se sienta desfallecido o incomprendido.

Necesitamos cambiar las estructuras. Necesitamos solucionar problemas y asistir a la gente. Necesitamos sujetos técnicos, especialistas, que tengan muchas destrezas para ayudar a integrar, para auxiliar y resolver los problemas de los vulnerables, que sepan manejar papeles, que den solución a la enrevesada burocracia para obtener una prestación, pero al final, se necesitan personas que atiendan a personas. Con calidad humana y tiempo para invertir.

Este es el énfasis que quiere poner el I encuentro de profesionales de la integración social que celebramos. Porque por muchas estructuras que cambiemos, por mucha técnica y legalidad que sepamos, al final, sólo las personas con sensibilidad y corazón salvan a las personas, que por muy deterioradas que estén, que por muchas historias trágicas que arrastren, con culpabilidades y sin ellas, siguen siendo personas con corazón y con alguna rendija a la empatía y a la sensibilidad.

Estamos en un centro educativo que con ilusión acaba de poner en pie el ciclo profesional de Integración Social. Aquí están, estáis, jóvenes llenos de ilusión y generosidad dispuestos a cambiar el mundo, a ser los y las mejores trabajadores de la Integración Social.

Pues en estas jornadas, recordémonos, que en esta profesión, que tiene por misión integrar socialmente, la ayuda más decisiva y significativa que podamos prestar al vulnerable no la realizaremos con lo que cada uno tiene o sabe, sino con lo que cada uno es. El indicador principal de calidad estará en el caudal de humanidad y de empatía, de espiritualidad, que sea capaz de acumular y poner en juego en el ejercicio de su profesión.

Habéis escogido una profesión preciosa, porque os darácercanía a las gentes con nombre y rostro, y les llevaréis alivio; una profesión hermosa,porque seréis la caricia y la ternura de la sociedad para los frágiles; vuestro trabajo nos dignifica a todos, pero a los que empezáis en esta formación, y tal vez a todos,permitidme advertiros de dos tentaciones inherentes a vuestro quehacer:

Primero. No busquéis recompensa afectiva con los que os encontréis en vuestro trabajo. Si llega, bienvenida sea, pero no la busquéis, no busquéis apropiaros de nada ni de nadie, porque no será el reconocimiento, los agradecimientos y agasajos, lo que pueda alimentar permanentemente la motivación para seguir en la brecha. Las motivaciones han de nacer de otra hondura distinta a la de crear vinculaciones y dependencias. Que ciertamente no están vedadas, pero a hacer personas libres se os envía.

Tal vez, la fuente de la motivación para seguir día a día de integrador social esté en aquellas palabras del gran maestro de humanidad que fue Jesucristo: Quien dé un solo vaso de agua a uno de estos más pequeños no quedará sin recompensa —dijo—. No dice ni cuál es la recompensa, ni dónde se pagará, solo asegura que la habrá. Seguramente hay que pensar que la gratificación está, en primer lugar, aunque tal vez no sólo, en la alegría que se experimenta en hacer lo que una persona cabal, que se precie, humildemente, debe hacer.

Y la advertencia de la segunda tentación: Defiéndete. Defendeos. Estar en la vanguardia de la lucha contra la exclusión es duro y desgastante. Ni te quemes, ni  te burocratices, ni te insensibilices, porque ya dijo el poeta: Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo. Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo, ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos para que nunca recemos como el sacristán los rezos, ni como el cómico viejo digamos los versos. No sabiendo los oficios los haremos con respeto.»