Nos cautivó la alegría

Hola, somos Inma y Germán, y nuestras hijas Carmen y Elena de 5 y 2 años. Llegamos al Centro Arrupe hace 1 año, después de muchas experiencias por diferentes parroquias, y desde entonces nos hemos convertido en fieles asistentes a la Eucaristía de cada domingo.

Desde el primer momento nos hemos sentido acogidos en una Eucaristía de la que poco a poco nos hemos ido enamorando por su espíritu proactivo y dinámico, que nunca antes habíamos experimentado y donde todo el mundo tiene cabida, sea cual sea su edad y circunstancia.

Nos cautivó la alegría que se respira en todo momento durante la celebración, con canciones de guitarra que todo el mundo canta y vive con intensidad, con un lugar para los peques junto al altar, una alfombra, donde conviven tranquilamente con sus juegos pero siempre en sintonía con la celebración, mientras los mayores podemos atender tranquilamente y todos juntos participar a nuestro modo.

Porque el Centro Arrupe te invita a participar y ser pieza activa durante la Misa, cuya hora larga se nos pasa volando. El Padre Ignacio invita a la oración en público y a la libertad de sentimiento espiritual, y nos aporta ese valor añadido clave para que la Palabra llegue y lo haga de forma práctica.

Nuestra familia ha vuelto a convertir el Domingo en el punto de partida de la semana, nos llevamos “deberes” sin ningún tipo de carga y renovamos nuestra vida interior cada 7 días. Todo lo dicho hasta ahora tiene muchísimo valor para nosotros, pero además se da una circunstancia muy especial, que es haber coincidido y conectado con unos cuantos matrimonios que buscan un grupo de convivencia y acompañamiento en la fe para la familia. Y en esas estamos ahora, haciéndolo realidad poco a poco.

Sin duda, estamos convencidos de que hemos encontrado en el Centro Arrupe el mejor sitio para que nuestras hijas y nosotros vivamos la Eucaristía de una forma cercana y auténtica.