Contra los “centros de poder”

Fue una expresión empleada por Francisco en su audiencia del pasado 9 de septiembre y que podría hacernos imaginar lo previsible de lo que vendría a continuación. Una vez más, Francisco vuelve a descolocar al contraponer estos “centros de poder” que son ideológicos, financieros y políticos con otros centros que «son ricos de calor humano, basados en la solidaridad y la participación».

Y tiene claro que uno de esos centros es la familia que «hace el milagro de una vida más comunitaria para toda la sociedad» frente a los «centros de poder» que generan dinámicas que fragmentan y dividen según intereses particulares y partidistas y no del bien común.

Su pensamiento es práctico y no se anda por las ramas así que propone una estrategia, «reforzar el vínculo entre familia y comunidad cristiana». El motivo para Francisco es obvio: en ambas se puede vivir la experiencia de la comunión de amor. ¿El idealismo de un romántico? Más bien, la clarividencia de una visión que reconoce la urgencia de crear espacios de acogida, de encuentro, de gratuidad, de vinculación e incondicionalidad que dan consistencia a la persona y le permite crecer y desarrollarse.

Quizá por eso, uno de los retos que tiene la familia y la comunidad cristiana es no convertirse en un «área de servicios» por lo que van a necesitar inteligencia y valentía para que en ellas se siga escribiendo la historia de los afectos humanos que permanecen.