Compartir el Evangelio con los universitarios

Este día de fiesta hemos aprovechado para vivir un encuentro con los universitarios del Centro Arrupe. En las convivencias que tuvieron un fin de semana de Septiembre una joven compartió espontáneamente su deseo de «mover el mundo con la fuerza que me mueve». Aquellas palabras no pasaron desapercibidas para los acompañantes de los grupos universitarios y quisieron retomar ese deseo y posibilitar que fuera una oportunidad para sentir el alcance que tiene.

Esta mañana ha sido la ocasión para ello. Un encuentro con tiempo para parar y preguntarse, con tiempo para dialogar y compartir, con tiempo para celebrar mesa compartida… Ha sido una mañana agradecida con los universitarios.

Pero en realidad de lo que queremos hablaros es de los que acompañan a los universitarios: un grupo de jesuitas, religiosas de Jesús-María, del Sagrado Corazón y miembros de la Comunidad de Vida Cristiana (CVX) que viven como misión acompañar a estos universitarios, inspirados desde la espiritualidad ignaciana.

El deseo es que lleguen a percibir el mundo como creación buena, atravesada por un pecado que deja víctimas muchas veces ignoradas. Que lleguen a percibir el mundo, y dentro del mundo la Iglesia, como un espacio donde el Reino de Dios, es decir, el proyecto de una humanidad fraterna, reconciliada y sanada, está en camino. Que sepan apoyarse en otros (participar, celebrar, compartir) para colaborar con ese proyecto. Que lleguen a percibir la propia vida como misión, y al Dios que está detrás de todo esto como un tú personal con quien cada ser humano puede relacionarse. Y que todo esto se convierta en parte de sus vidas y les ilumine en las decisiones que tomen y en el modo cómo orienten sus proyectos, su trabajo y sus relaciones.