Al abrigo de bibliotecas

Terminan las vacaciones de Navidad y retomamos las tareas cotidianas. Para muchos universitarios será tiempo de estudio y preparación de exámenes, tiempo donde todo queda en modo espera a que pasen lo mejor posible. Como si de un vendaval se tratará, es ocasión para ponerse al abrigo de bibliotecas, sumando horas, una detrás de otra, enfocando la mirada en apuntes, libros y papeles.

Cuando llegan estas fechas, nos gusta enviarles a los universitarios del Centro Arrupe el cartel que acompaña esta entrada, «En este tiempo recuerda estudiar para más amar y servir». Nos gusta recordales que su esfuerzo y estudio no sólo tiene unos objetivos sino, sobre todo, un horizonte. Les recordamos que en la vida necesitamos objetivos pero que son los horizontes los que nos orientan y encaminan, que podemos tener objetivos pero haber perdido el norte.

Y quizá necesitamos hacer, con más frecuencia de lo que pensamos, ese ejercicio de memoria para recordarnos qué es lo esencial en medio de las tareas que tenemos que llevar adelante. La posibilidad de despistarnos, lo sabemos por experiencia, está siempre ahí. Nos despistamos cuando nos centramos en los objetivos y nos olvidamos del horizonte. Nos despistamos cuando resolver lo de cada día recorta la mirada en lo inmediato. Nos ayuda dejar espacio para el silencio, para revisar la vida, para dialogar a fondo, para acoger la palabra que nos recoloca de nuevo, para tener mayor perspectiva, para tomarnos con humor y no siempre en serio, para conjugar exigencia con algo más de amabilidad y ternura, para…

Hacer memoria para recordar todo aquello que nos ayuda cuando nos despistamos, puede ser una buena forma de retomar las tareas cotidianas tras estas vacaciones de Navidad.